El rapto más famoso es el rapto de las Sabinas, que tuvo su origen en la escasez de mujeres en la antigua Roma.
- viernes, 25 de abril de 2025
- Actualizado 17:25
El rapto más famoso es el rapto de las Sabinas, que tuvo su origen en la escasez de mujeres en la antigua Roma.
El rey Rómulo invitó a lo pueblos vecinos a unos juegos deportivos, en honor a Neptuno, y acudieron la mayoría, pero los sabinios estaban tan entusiasmados que fueron con sus mujeres, hermanas e hijas. A una señal, los romanos raptaron a las mujeres y despacharon a los hombres. Les explicaron que no querían hacerles daño, sino convertirlas en sus esposas, y ellas consintieron, siempre y cuando no tuvieran que llevar a cabo trabajos de esclavas.
Pasado el tiempo, los sabinios decidieron vengarse de la afrenta, y acorralaron a los romanos hasta el Capitolio. Cuando estaban a punto de enfrentarse en la sangrienta batalla, salieron las sabinas a impedirlo, porque si ganaban los romanos perdían a sus padres y hermanos, pero si ganaban éstos ellas perdían a sus hijos y a sus maridos.
Pedro Sánchez está a punto de raptar a los militantes del PSOE, a los que les preguntará si están de acuerdo con un gobierno progresista de izquierdas, que es como si a los alumnos de una escuela les preguntan si están de acuerdo en que los pasteles sean dulces. El gobierno progresista de izquierdas puede estar compuesto por la Ezquerra separatista y Podemos, de la misma forma que el pastel puede ser dulce y contener un alto porcentaje de ginebra. Cuando los sabinios socialistas, no obnubilados, quieran recuperar la socialdemocracia, y pretendan enfrentarse a Pedro Sánchez, saldrán las sabinas a impedirlo, porque si pierde Sánchez se quedan sin ministerios y sin cargos, y si gana la batalla definitiva el entonces presidente del Gobierno y autor del rapto, pierden la socialdemocracia y pierden el PSOE para siempre.
Todo esto se celebrará en unos juegos, no en honor a Neptuno, sino a la Investidura, en muy pocas horas, antes del dos de mayo, por cierto, Día de la Independencia. Yo me quito el sombrero ante la habilidad de este rapto casi anunciado.