Cumplir 50 años entre fogones no es cualquier cosa. Y menos aún si se decide celebrarlo como lo haría cualquier chef con solera: diseñando un menú especial que rinda homenaje al origen sin renunciar al presente. Así ha nacido el “Menú 1975” en Pamplona, una propuesta viva y abierta al cambio, pensada para compartir con el público medio siglo de pasión por la cocina.
Es un establecimiento que está muy cerca de otros locales que hemos conocido en este apartado de comercio local en la capital navarra, como por ejemplo el histórico bar Fitero que dirige Javier Vinacua en la calle de la Estafeta.
La carta invita a un recorrido por sabores intensos y presentaciones cuidadas, con platos que beben de la tradición pero no se anclan en ella. Quienes se sienten a la mesa podrán elegir entre ocho primeros, diez segundos y una buena selección de postres, con opción de vinos, por 60 euros IVA incluido. Y lo mejor: está disponible todos los días, en comidas y cenas, incluidos los domingos del mes de mayo (excepto sábados al mediodía y San Fermín).
Entre los entrantes, destaca la combinación del tartar de aguacate con langostinos y salsa cocktail, o el huevo campero con patata, trufa y velo de ibérico, puro equilibrio entre sencillez y sabor.
También sorprenden los tagliatelle al huevo con cintas de chipirón, el arroz meloso de temporada con alcachofas fritas, o los pimientos del piquillo de Perón acompañados de un carpaccio templado de papada de cerdo de bellota.
En los segundos platos, conviven clásicos reinventados como la merluza a la koskera o el bacalao al ajoarriero con huevo ecológico, con apuestas más personales como el calamar a lo Pelayo con arroz basmati, o el carpaccio de solomillo de ternera con parmesano, rúcula y frutos secos. No faltan los emblemas de la casa: las manitas de cordero de leche al estilo de Pilar o los callos y morros, firmados también por su autora.
Y para terminar, una selección de postres que combina dulzor, técnica y frescura: desde una sopa de cítricos con helado de coco y ganache de maracuyá, hasta una torrija de brioche caramelizada con helado de leche de oveja. El toque desenfadado lo pone el mojito en tres texturas: gelée de Bacardi, helado de menta y espuma de limón.
Todo ello se sirve en un entorno que ha sabido mantenerse fiel a su esencia durante cinco décadas, en la misma ubicación en la que abrió sus puertas en 1975: calle Espoz y Mina, número 11, en pleno casco viejo de Pamplona.
La idea ha salido de los fogones de Pilar Idoate, chef con 52 años de trayectoria que ha querido conmemorar este aniversario “manteniendo la esencia de nuestra cocina y adaptándonos a los nuevos tiempos”, tal y como ha compartido en sus redes sociales. Junto a ella, siguen al frente sus hermanos Juan Mari, como gerente, y Mari Carmen, como maître de sala.
El homenaje ha llegado además en un momento de alegría para el equipo, que en mayo ha renovado por 33º año consecutivo su estrella Michelín 2025. “Ha sido posible gracias al trabajo, la dedicación y la pasión de toda la familia Idoate y el equipo de cocina y sala”, han afirmado, en un mensaje en el que también han recordado a su hermana María Eugenia, reconocida en 2002 como la mejor maître de sala de España por la Real Academia de Gastronomía, y fallecida en 2013.
El restaurante, que cuenta con siete comedores privados con capacidad de 4 a 200 personas, ha cuidado al detalle la decoración de cada uno de sus espacios para ofrecer una experiencia acogedora y personalizada. Su nombre: Europa. Un referente en la cocina navarra, que ha sabido mantenerse fiel a sí mismo durante cinco décadas sin dejar de mirar al futuro plato a plato.
