Juli Vegas es natural de Yesa pero es una pamplonesa de toda la vida "fui madrina del Irrintzi" y una gran sanferminera "cuando era joven". Atiende a los clientes con toda la amabilidad del mundo en la Herboristería Lucía, que está situada en la calle Sancho el Mayor 8 del segundo Ensanche de Pamplona.
Es un establecimiento que está muy cerca de otros que hemos conocido en esta sección de comercio local en la capital navarra, como es el caso del nuevo concepto de tienda Smart Shop o la sastrería Enzo Bari de Manuel León.
La herboristería Lucía anuncia en un cartel colocado en su escaparate: 'Liquidación por jubilación 30%. Se traspasa'. Juli Vegas afirma: "Me jubilo después de muchísimos años trabajando. Ya me lo merezco".
"Tengo que disfrutar de los nietos, del marido, de no tener un horario de andar aprisa y corriendo todo el día. Hay que dar paso a la gente joven que venga con ganas de luchar, de trabajar y de seguir adelante", indica la dueña de la tienda.
El problema fundamental es que no hay nadie en la familia que siga el negocio: "No hay relevo en la familia. No hay. Ya se acabó. Tengo una hija que tiene sus estudios y ya está a otro tema. Tiene que venir alguien con mucha ilusión y con muchas ganas. Y lo que te decía, que tenemos clientes".
Espera que el traspaso de la tienda se haga bien "porque es una tienda de hace muchísimos años. Tenemos clientes de toda la vida. La zona de la tienda es de mucho tránsito. Hay mucha gente. Espero que siga porque me daría mucha pena verla cerrada y que pongan otra cosa", señala Juli Vegas.
En cuanto al traspaso de la tienda, comenta: "Hay una persona ahí que parece... Me dice que me quede con ella un tiempo más para presentarle a los clientes y decirle los productos que más se venden y todo eso. Ya me tocará jubilarme".
En cuanto a la historia de la herboristería, Juli explica: "Lucía empezó en la bajada del Labrit hace 50 años cuando no había mas que infusiones. Luego se trasladó al Paseo de Sarasate y allí me incorporé creo que igual hace 30 años. Luego vinimos aquí desde hace siete u ocho años, y ya es mi edad", comenta Juli Vegas.
"Da pena porque los clientes no son clientes normales, sino ya amigos después de tantos años. Hay una amistad. Te cuentan cosas. Te agradecen muchísimo los consejos. La verdad es que es un trabajo muy bonito. Es precioso", indica la dueña de la tienda.
Juli Vegas señala lo que más se vende: "Piden mucho para lo que son articulaciones, para dolores musculares. Hay clientes jóvenes que les gusta mucho la montaña y piden una crema para reforzar el músculo".
Hay clientes de todas las edades: "También hay gente mayor que les duele todo el cuerpo y te piden algo. Luego cosmética natural, y los que estudian te piden cosas para la memoria".
En cuanto a sus aficiones, señala: "A mi me encanta hacer cuadros de punto de cruz. Tengo muchas ganas de ir a la natación de forma relajada, sin prisas, pintar, y sobre todo viajar. Pero lo que más quiero es disfrutar de mis nietos. Uno tiene tres años y otro seis, Marcos y Javier. Los dos son una maravilla de los dioses", concluye Julia Vegas.
