• jueves, 18 de abril de 2024
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Blog / Capital de tercer orden

Anatomía de una rueda de prensa (antisanferminera)

Por Eduardo Laporte

El alcalde Enrique Maya comunica la decisión consensuada de cancelar los Sanfermines sin ofrecer ningún caramelito que mitigue su ausencia.

El alcalde de Pamplona, Enrique Maya, anuncia la suspensión de los Sanfermines por segundo año consecutivo como consecuencia de la pandemia de coronavirus. EFE/Villar Lopez
El alcalde de Pamplona, Enrique Maya, anuncia la suspensión de los Sanfermines por segundo año consecutivo como consecuencia de la pandemia de coronavirus. EFE/Villar Lopez

Me levanto sin excesivos madrugones (son malos para la salud) y al entrar en Twitter me doy de bruces con Enrique Maya, alcalde, que comunica a través de Navarra Televisión lo que a ningún alcalde de Pamplona le gustaría comunicar: «Me veo obligado a suspender oficialmente las fiestas de San Fermín 2021».

Y se ha hecho el silencio.

Entiendo que suspender es dejar algo en el aire, en suspenso, hasta la toma de una definitiva decisión. Pero no ha sido así, por lo que un speechwriter más preciso habría hablado de cancelar los Sanfermines, que es lo que ha comunicado Maya, con una frialdad casi tecnócrata que ha intentado suavizar con la emisión del video exculpatorio. «Me ha emocionado». 

Sonaba algo cursilongui la música de ‘Piel canela’, que quiere convencernos de una idea tan bien intencionada como discutible, es decir, que para que los 37 ingresados en UCI no se conviertan en 200 tenemos que renunciar prácticamente a todo o, cuando menos, a los Sanfermines.

Claro que tiene razón el alcalde, como los miembros del Consejo de Salud, como los representadores de la Casa de Misericordia que el propio Maya preside, en los peligros del efecto llamada. No tendría sentido, por tanto, la celebración de corridas de toros ni de encierros. Y es que ha insistido mucho, Maya, en lo del de efecto llamada y hordas de turistas con ganas de jarana y lo que surja. Pero, ¿eso implica tumbarlo todo? ¿Minifalda o escote? ¡Ni uno ni otro! A mí me parece una solución facilona, porque siempre es más fácil destruir que construir. Ha nacido el espíritu antisanferminero.

Una periodista ha preguntado por la comparsa de gigantes y cabezudos. ¿Generará efecto llamada allende los mares la salida callejera de Caravinagre y la reina Joshepamunda? Pues yo diría que no, por lo que en lugar de cancelar/suspender los Sanfermines a machete, con lo que ello tiene de bajonero para los pamploneses todos, se podrían haber buscado lo que ahora llaman «soluciones imaginativas».

SANFERMINESCOVID

Porque el alcalde ha anunciado, en la rueda de prensa más triste que se recuerda, una serie de «actividades», de junio a septiembre, con los dineros de esos Sanfermines extintos que aún así recibieron el nombre de SanferminesCOVID. Llegados a este punto, ¿por qué no llevar a cabo unos Sanfermines culturales y mantener viva la llama, el espíritu, sin necesidad de convocar chupinazos masivos ni conciertos multitudinarios?

Retrospectivas de los mejores encierros en la Filmoteca moderadas por Javier Solano y demás expertos, seminarios sobre literatura y Sanfermines en la biblioteca de Yamaguchi, exposiciones de fotografías, desde Pío Guerendiáin a Enrique Pimoulier pasando por Zubieta y Retegui en la Ciudadela, conciertos de jotas sanfermineras con las debidas medidas de seguridad, castillos de fuegos artificiales con las medidas ídem, una programación en el Gayarre y demás teatros de la ciudad con una programación ad hoc y un montón de cosas más que no se me ocurren porque no formo parte de la concejalía en cuestión.

¿Tiene permiso la churrería de la Mañueta para abrir o los churros son también improcedentes en tiempos de pandemia? ¿Y los bares? Me ha sorprendido que nadie preguntara ni que el propio Maya comentara nada sobre la situación de la hostelería para los días (no)sanfermineros, en lo que entiendo significa que siguen las restricciones actuales.

«Esto te tenía que tocar a ti, habría dicho mi madre», ha dejado caer, Maya, a modo de chanza entrañable. No sé si estaba el horno para muchos bollos (de Zucitola). Porque la sensación de que se ha tomado el camino más fácil, más perezoso, el del Sanfermines EZ, en lugar de haberse estrujado un poco la mollera. Muy por encima, el alcalde ha dejado caer que quizá sigan el ejemplo de Tudela y se valore, por ejemplo, sacar a los Gigantes, aunque sea bajo reserva previa y en locales habilitados. «Es una cuestión que valoraremos», ha concluido, en lo que ha sonado a un gran «ya si eso».

«Pamplona va a estar muy viva», ha rematado, valga el juego de palabras, sin que nadie osara replicar. Los periodistas allí presentes han asumido, como ranas hervidas, que aún falta mucho, pero que mucho, para abandonar de una vez por todas este Mordor pandémico. Anuncian lluvia para toda la semana.

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Anatomía de una rueda de prensa (antisanferminera)