• sábado, 27 de abril de 2024
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Blog / Capital de tercer orden

Jódete Tassotti (y otras enseñanzas del fútbol moderno)

Por Eduardo Laporte

El rumbo recobrado de la selección española ayuda a relativizar agravios históricos y nos recuerda que las funciones tienen varios actos.

Luis Enrique señala el golpe que recibió de Tassotti en el Mundial de estados Unidos 1994.
Luis Enrique señala el golpe que recibió de Tassotti en el Mundial de estados Unidos 1994.

«Nada más cambiante que el pasado», dijo Jean Louis Valenciene. Y qué bueno tener memoria futbolera para corroborarlo. La mía se forjó una madrugada de principios de verano, con las bermudas campanudas de un Clemente que se estrenaba en el Mundial de USA94 contra una Corea del Sur de la que apenas rascó un 2-2. En aquella cita superamos a Suiza en octavos, algo que la Francia de Mbappé y Benzema no puede decir.

Lunes 28 de junio, España-Croacia, seis de la tarde. Disfruto del partido en compañía de Javier Ancín —conocido también como el azote de los ciclo-tímicos del carril bici—, con el que sufrimos, en aquel verano de Bournemouth, aquel sangrante capitulo del codazo de Tassotti a Luis Enrique, la eliminación por la puerta de atrás en cuartos, y la primera de las decepciones existenciales que un mundo que aún creímos justo nos traería. Como un desastre de Annual que se repite cada año.

¿Es el mundo justo? ¿Qué es el arte? Ayer, entre cerveza sin filtrar que viene y que va, yo vi, yo va, convinimos que no. El mundo, así en general, trata del mismo modo al débil que al poderoso. Se ayuda a quien no precisa ayuda y se deja en la estacada a quien necesita un empujón. Pero esto es otra historia. A veces la justicia exige un largo aliento. No hablo de venganza, sino de justicia, que es, según Platón, dar a cada cual lo que le corresponde. Si uno tiene la suficiente paciencia o una longevidad reseñable, puede asistir a ese espectáculo del advenimiento, ole, de la justicia.

No sabemos cómo acabará esta Eurocopa 2020 que se celebra en 2021. Yo me doy ya por servido. Luis Enrique alias Lucho se ha quitado una espina histórica (como Morata), sobre todo en cuanto manda callar a esa jauría de cuñados de chiringuito en vaso de tubo que es el grueso de la prensa deportiva española.

«Lo que pasa es lo mejor que podía haber pasado», dice Pablo d’Ors en su celebrada ‘Biografía del silencio’, en una frase que me persigue y que cada vez aplico, para bien o para mal, a mi vida. Asumir los hechos. No desde la indiferencia o la resignación, sino como parte de un guion en el que pintamos poco, o no tanto como pensamos, y que debemos dejar que se despliegue.

De niño me sorprendía que los jugadores se alegraran de celebrar unos goles que rara vez eran definitivos. ¿Por qué te alegras de haber ganado la batalla si no has ganado la guerra, mangarrán? En el apasionante otro partido del lunes 28 de junio se pudo comprobar en esa danza chulesca del francés Pogba con el 3-1 a Suiza. Claro que ese resultado sí parecía definitivo, lo que motivó ese baile que a la postre resultaría dador de no poca vergüencica ajena. Otras de las enseñanzas del fútbol moderno (y antiguo): no te flipes antes de tiempo.

El propio Tassotti, tras el codazo impune al asturiano y el posterior pase a semifinales se habría sentido el rey dil mondo. No sabía que Brasil les condenaría a ser subcampeones, que es lo peor que le puse pasar a un campeón, días después. Y que pasaría a la historia, a la memoria colectiva, como un botifler, por usar un término indepe. Porque cuando quemábamos fotos suyas y de Roberto Baggio de la prensa deportiva inglesa, como desahogo de urgencia, teníamos algo de lamentables sediciosos fuera de sí.

No sabíamos que la vida y el fútbol dan muchas vueltas. Y que lo que pasa es, siempre, lo mejor que podía haber pasado.

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Jódete Tassotti (y otras enseñanzas del fútbol moderno)