¿Hay algún Hans Landa en Venezuela?

Hace poco estaba viendo “Malditos Bastardos” con una persona que no la había visto y llegado el final de la película se extrañó de que el malo, el horrible antagonista nazi, el General Hans Landa, se uniese a los protagonistas (los bastardos norteamericanos) cuando los tiene detenidos. Landa los ha pillado intentando atentar contra Hitler y los tiene apresados. Sin embargo, no solo los libera, sino que les permite perpetrar su plan original: explotar una bomba en el cine donde se encuentra Adolf Hitler a cambio de una serie de condiciones. “Si queréis ganar la guerra, debemos hacer un trato”

Sin embargo, ¿Por qué el nazi ayuda a los norteamericanos? Me preguntaba esta persona, no porque yo sepa más que ella, sino porque yo la he visto 83728 veces. Yo le expliqué que el General prefiere ayudar a los norteamericanos y asegurarse de que estará en el lado vencedor cuando termine la guerra. Lo prefiere más que salvar a Hitler porque puede ser asesinado la semana siguiente y que la guerra le pille en el lado perdedor. “No seré juzgado por un maldito tribunal judío” dice el mítico personaje que le valió un Oscar al actor Christoph Waltz.

El paralelismo con la situación de Venezuela surge pronosticando los posibles escenarios tras el fraude electoral. El país ya se encontraba en una república con grandes niveles de corrupción cuando en 2017 se instauró un parlamento paralelo con miembros únicamente del partido de Maduro. Podríamos decir que no hay demasiadas formas de que se resuelva esa situación (a Pedro Sanchez se le ocurrirían varias y a Zapatero solo una).

Quizás un escenario posible sería que un Hans Landa de turno, un ayudante de Maduro le traicionase. Uno que ayer estuviese mandando torturar a manifestantes pero que mañana traicione a su amo con la esperanza de conseguir mejores condiciones. Y debe haber muchos de esos colaboradores que estos días vean su cabeza, o por lo menos su modo de vida en el aire ante la incertidumbre de la situación (el que corta se sirve la mejor parte). Véase los casos de Ceausescu, Gadafi o Mubarak.

En “Malditos Bastardos” (este verano cumple 15 años se su estreno) Landa obtuvo a cambio de su determinante colaboración con los norteamericanos una compensación relativamente humilde cuando se trata de acabar con la guerra: ciudadanía estadounidense, un terreno en la isla de Nantucket (Massachusetts) y una medalla al honor.

En Estados Unidos la cabeza de Maduro se vende por 15 millones de dólares norteamericanos. 15 millones es una misera (Peanuts o cacahuetes como dirían ellos) para el lugar que ocupa la riqueza de Venezuela en el orden mundial (petróleo, gas natural, minerales o el 25% de la cocaína que se trafica por todo el mundo). Es desconocido el número de desaparecidos, asesinados o reprimidos, más aún debido a un actual corte del suministro eléctrico.

En el caso de que se diese semejante situación (lamentablemente, parece que es mucho suponer), qué opinar sobre estos tipejos bisagra, mercenarios que igual que siembran el terror pueden ser la llave para la paz.

Al parecer la imaginativa narrativa de Tarantino es mejor que la realidad. En su guion de “Malditos Bastardos…” mata a Hitler y en “Érase una vez” acaba con los seguidores de Manson evitando la muerte de los 4 amigos del matrimonio Polanski, Sharon Tate y su bebe nonato). Sin embargo, solo tengo una pregunta: