Tras el éxito de “Longlegs”, el hijo de Anthony Perkins (“Psicosis”) vuelve a reflexionar sobre las tragedias con mucho humor

Tras el éxito de “Longlegs”, el hijo de Anthony Perkins (“Psicosis”) vuelve a reflexionar sobre las tragedias con mucho humor
Se acaba de estrenar “The Monkey”, una película que como mínimo se puede decir que es bastante única, es una película de terror con gran sentido del humor. Para pensar en algo parecido habría que irse al estilo de “Scary Movie” o “Destino final” pero con una intención más sólida.
Sinopsis: Cuando dos gemelos descubren el antiguo mono de juguete de su padre en el ático, una serie de truculentas muertes comienzan a ocurrir a su alrededor. Los hermanos deciden tirar el mono y continuar con sus vidas. Años después misteriosas muertes vuelven a suceder, los hermanos deberán destruir el mono.Disponible en cines Golem La Morea y Yelmo Itaroa.
Hasta este verano poco sabíamos de Osgood Perkins pero lo empezamos a conocer cuando su película “Longlegs” lanzó una de las mejores campañas de marketing en varios años. Unos posters perturbadores, unas críticas hiperbólicas y el misterio de no saber la apariencia de Nicolas Cage hizo que el film fuera un éxito.
La vida de Perkins es curiosa no solo por ser el hijo de unos de los actores más famosos del cine sino porque su padre murió de sida y unos años más tarde su madre murió en el atentado del 11-S. Cuando uno vive tantas desgraciadas siendo tan joven, no es descabellado pensar que uno está maldito, gafe o que lo rodea la tragedia. Donde he visto mejor trabajado este tema es en la miniserie de HBO, “La innegable verdad”.
Tanto en “Longlegs” como “The Monkey”, la tragedia familia que se transmite de padres a hijos es algo que subyace constantemente. “The Monkey” es una película divertida llena de humor negro con mucha originalidad tanto en los diálogos, en cómo está cortada y en las infinitas formas de morir. Las escenas sangrientas son salvajes pero a la vez tan exageradas que te las puedes tomar con humor.
La fotografía es impoluta y aunque está hecha para entretener a aquellos con el mayor TDH está trabajando a varios niveles, reflexionando no solo sobre el papel de la suerte en nuestras vidas pero también sobre cómo mirar a la muerte.