• viernes, 19 de abril de 2024
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Opinión / Periodista, de Ayoó. Independiente, pero no de mis ideas, mis amigos y mis estados de ánimo.

Bipartidismo de nuevo cuño

Por Antonio Casado

Oigo decir en distancia corta a Alberto Núñez Feijóo, presidente de Galicia y candidato del PP a revalidar el cargo en las elecciones de otoño, que el bipartidismo no ha desaparecido en España.

En todo caso, es un bipartidismo de nuevo cuño, pues lo que ocurre es que dos partidos emergentes, Podemos y Ciudadanos, aspiran a heredar el sistema del dizque agotado protagonismo del PP y el PSOE.

¿Agotado? No lo parece en el caso del partido de Feijóo, llamado a continuar en el poder, solo o en compañía de otro, según todas las encuestas. El otro podría ser Ciudadanos que, en todo caso, no tiene ninguna posibilidad de desbordar al PP en la demarcación derecha del arco político. Otra cosa es lo que está ocurriendo por la banda izquierda.

La recién formada coalición Podemos-Izquierda Unida sí abriga esa posibilidad, por ahora acreditada por los sondeos y bautizada con la palabra "sorpasso" en todas las aproximaciones de los analistas. Diversas razones avalan esa tesis. Una de ellas es precisamente la de que el PSOE, siendo un partido de izquierdas, se quedó enganchado a un partido de derechas (Ciudadanos) en su intento de gobernar en base al dictamen electoral del 20-D. El intento fue fallido, como todo el mundo sabe, pero la repetición de las elecciones le ha puesto el argumento en bandeja al rival del PSOE por la izquierda. Es decir, a Podemos, que ahora se rearma argumentalmente al advertir a los ciudadanos de que votar a los socialistas es votar a la derecha del PP representada en el partido de Albert Rivera.

Cautivo de ese argumento, al PSOE se le ha puesto muy difícil disputar a Podemos la hegemonía en la izquierda. Solo le queda la estrategia de ataque y descalificación a un partido desestructurado (la presidenta andaluza Susana Díaz habla de sus diversas almas), mutante, poco fiable y dirigido por un impostor. Pero en Ferraz aún no tienen claro si esa estrategia será o no contraproducente por el hecho de que muchos votantes socialistas comparten el espíritu y en muchos casos la letra de las propuestas del partido morado.

En ese sentido, la campaña de Pedro Sánchez se centrará en la recuperación del millón y medio de votos perdidos entre las urnas de 2011 (Rubalcaba) y las de 2015 (Sánchez). La gran mayoría se fueron a Podemos. Sin embargo, seis meses después, los estudios llamados "cualitativos" que se manejan en Ferraz han detectado un retorno de esos votantes y una creciente aversión de militantes y votantes socialistas a la figura personal de Pablo Manuel Iglesias.

Al parecer esos votantes habrían entendido que, como me dice un dirigente del PSOE, "una cosa es la regañina, el voto de castigo como muestra del malestar con tu propia opción y otra es saber que con tu voto está sirviendo para sacar al PSOE del terreno de juego, que es el sueño de Podemos".


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