• viernes, 29 de marzo de 2024
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Opinión / Tribuna

¿Qué Sánchez nos gobierna?

Por Carlos Salvador

En política, y ya no sé si también en la vida, con qué facilidad y desparpajo en estos tiempos se afirma una cosa y se hace la contraria.

Spanish Prime Minister, Pedro Sanchez (C), looks at far-right Vox party's MP Macarena Olona (R), wearing a mask, during the plenary session at Lower Chamber of Spanish Parliament, in Madrid, Spain, 09 April 2020. The session is to be focused in passing a new extension of the state of alarm due to coronavirus outbreak. EFE/Mariscal POOL
Pedro Sánchez, durante una de las recientes sesiones de control al Gobierno. EFE/Mariscal POOL

¿El que insistía que con EH Bildu no pactaría jamás (inolvidable entrevista en la que Sánchez repetía: “no pactaré con Bildu, ¿se lo repito otra vez?”) o aquél, cuyo Ministro del Interior intercede personalmente por un Diputado de esa coalición pro etarra tras recibir su llamada de móvil quejándose de una multa -mal puesta- por romper el confinamiento?

¿El que dijo que no podría dormir como “el 95% de los españoles” ante la perspectiva de un hipotético gobierno suyo con ministros y ministras de Unidas Podemos, o el que defiende ahora al Vicepresidente Iglesias cuando éste alienta en una rueda de prensa desde Moncloa, una cacerola convocada por su partido en contra del mismo Rey ante el que prometió respetar la Constitución Española?

¿El que criticaba presiones a la justicia en tiempos del PP, o el que permite ataques de su socio de gobierno a esa misma justicia por una sentencia condenatoria -recurrible- dictada contra una líder de Unidas Podemos por insultar gravemente y agredir a una agente de la autoridad?

¿El que defendía la independencia judicial cuando era jefe de la oposición, o el que nombra al frente de la Fiscalía General del Estado (“- ¿de quién depende la Fiscalía?, ... pues eso”, Pedro Sánchez) a la Ministra de Justicia de su primer gobierno (esa que se jactaba de la utilidad procesal de cierta “información vaginal” y se reía de la condición sexual de un magistrado, hasta antes de ayer colega suyo en el Gobierno)?

¿El que abogaba por derogar de inmediato la “Ley Mordaza” o el que, no sólo la aplica hoy sin despeinarse, sino que además mantiene abiertas líneas de investigación en las redes sociales a cargo de la Guardia Civil para “minimizar el clima contrario a la gestión de la crisis por parte del Gobierno”?

¿El que exigía en 2014 responsabilidades y dimisiones por la gestión de la crisis del ébola al Presidente Rajoy por la muerte del perro “Excalibur” (cuya dueña afortunadamente se curó) y saludaba los movimientos “espontáneos” de la calle contra aquel gobierno al grito de “asesinos”, o el que exige como Presidente colaboración, unidad y lealtad a la oposición ante una crisis que, a día de hoy, ha provocado más de 25.000 fallecidos en España y cuyas consecuencias no serían las mismas si Sánchez hubiera actuado desde el principio sin dejarse llevar por sus filias ideológicas? Añado dos preguntas: 1ª ¿Cuándo va a pedir perdón Sánchez por el actuar negligente al permitir todas las movilizaciones del 8 de marzo?  y 2ª ¿Qué habría pasado si esto mismo les pilla a PSOE y Unidas Podemos en la oposición? (No me lo quiero ni imaginar)

¿El que exige unidad, colaboración y lealtad a la oposición y a las CCAA, o el que primero anuncia a bombo y platillo en las tardes de sábado las medidas que pretende tomar e imponer y luego, ya si eso…, se lo comenta a los presidentes autonómicos que tienen que aplicarlas o a los partidos de la oposición que tienen que apoyárselas, sin margen alguno a la crítica? “Yo o el caos”

¿El que denunciaba al PP por abusar de legislar a golpe de decreto ley o el que, ahora, con esa misma legislación de emergencia, suspende derechos propios de un Estado de excepción y no de alarma, e intenta colar asuntos que nada tienen que ver con el combate de los efectos sanitarios y económicos de la crisis del coronavirus como,  por ejemplo, modificar la estructura del CNI para colocar de rondón al Vicepresidente Iglesias, levantar la suspensión del plazo para tramitar procedimientos de concesión de gracia e indulto, conceder 15 millones de euros a medios de comunicación afines o modificar la gestión de las pensiones en el régimen de clases pasivas?

¿El que criticaba la parcialidad del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) en época del PP, o el que nombra al sociólogo de cabecera del PSOE su Director, con el objetivo indisimulable de manipular sus encuestas e intentar hacernos creer que las medidas que ha adoptado el Gobierno son las únicas que la ciudadanía aplaude y reclama?

¿El que reclama una disposición permanente al diálogo y se sienta con sediciosos e inhabilitados que dicen que les importa un comino la política española, o el que no es capaz de convocar al líder de la oposición para hacerle copartícipe de sus planes (“no hay un plan B” confiesa) y, con esa complicidad, prepararnos para afrontar el mayor desafío económico y social desde el final de la guerra civil?

¿El que afirma con rotundidad unos principios como candidato, o el que hace todo lo contrario cuando ya es Presidente, como nos justificó la Vicepresidenta Carmen Calvo? 

De lo expuesto, mi pregunta: ¿Qué Sánchez nos gobierna? ¿el dialogante, el irritante o el arrogante?

¿El que es capaz de exigir responsabilidad política a un gobierno del PP por la Gurtel y montarle una Moción de Censura, o el que ignora el mayor expolio a las arcas públicas jamás conocido protagonizado por los máximos representantes de su partido destinado a los parados en Andalucía?

¿El que demoniza al PP y a la derecha por sus hachazos sociales (quia), o el que ignora que él mismo aprobó el “decretazo” de Rodríguez Zapatero en 2010 que congeló las pensiones, recortó el sueldo de los funcionarios y suprimió su paga extraordinaria? Yo estaba allí.

Pero todas estas incoherencias no son exclusivas de Sánchez. Cuando al Vicepresidente Iglesias le recuerdan también sus ataques contra “las élites” ahora que comparte con ellas su mismo estatus inmobiliario, aun lo estoy oyendo contestar con esa cachaza suya: “hacer política es cabalgar contradicciones”. Sánchez e Iglesias, Iglesias y Sánchez. Tal para cual.

En política, y ya no sé si también en la vida, con qué facilidad y desparpajo en estos tiempos se afirma una cosa y se hace la contraria. Ya puedes ser Presidente del Gobierno. Y lo más alucinante, ¡aquí no pasa nada! No hace mucho tiempo, esta actitud abierta a la falsedad y la falta de coherencia se tenía por un demérito, una perversión de la política. No decir la verdad, incluso no tener verdad, resultaba algo vergonzante. Nadie se vanagloriaba de ello. Era algo ridiculizable (“tengo unos principios, pero si no le gustan, tengo estos otros”, como sentenciaba Groucho Marx) Hoy, cualquier coyuntura vale para cambiar de chaqueta. Ni siquiera es necesaria una pandemia que cuestione y con razón nuestras convicciones. “Be water my friend”

Para terminar, en estos días corre por ahí un mote dirigido a Pedro Sánchez que, no sé si tendrá mucho éxito, pero que no me resisto a citarlo porque a mi juicio -y con humor- describe y resume mejor que nada quién, de los diferentes Pedro Sánchez que hemos conocido, ejerce ahora como nuestro Presidente. Dice algo así: - ¿Que qué Sánchez nos gobierna? - Pedro Sánchez, el “Fraudillo”


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