Un día más, armado con una taza de café sólo, fuerte y amargo pego el ojo a la lente y apunto hacia el objetivo. Todo parece tranquilo, aquel paseo de nuestra inefable Maite Esporrín al grito de Agur Asirón Agur queda ya para la historia. Hoy los tiempos han cambiado y nuestra Maite ha tornado en Maitetxu.
La que se ha liado estos días, resulta que cuando Asirón era alcalde, decidió dar un parte diario durante los Sanfermines con las agresiones sexuales y violaciones ocurridas cada día. Y hace unos días, la directora de comunicación del ayuntamiento de Pamplona, Edurne Elío, en unas jornadas de comunicación, afirmó que los partes de Asirón eran sumamente contraproducentes, que podían provocar una imagen distorsionada de nuestra ciudad y nuestras fiestas. Y ahí han saltado tanto Asirón como la socialista Maite Esporrín para señalar a Elío y acusarla de no se sabe qué maldades…
Ante la bronca montada, decidí preguntar a quien sabe de estas cosas, y hablé con mi amigo Migueleldemarketing y le pregunté por la bondad o no de los partes de Asirón. Y me explicó que al igual que los partes de heridos tras los encierros tenían un efecto llamada a nivel mundial entre los amantes a la adrenalina, los partes de Asirón podrían tener el mismo efecto entre los amantes de los abusos sexuales y violaciones.
Esto, que parece de cajón de madera de pino, el sr. Asirón no lo entiende, pero claro, salta a la vista que el bildutarra nunca debió de ser el primero de su clase… Sorprende más la maniobra de Maitetxumía, que al menos según los cánones clásicos es mujer, que en menos de un mes haya apostado por quitar la carta de capitalidad a Pamplona a la vez que da pasos para convertir a nuestra Ciudad en la capital mundial de la perversión sexual, al menos del 6 al 14 de julio.
Y no contenta con ello, nos trae al siglo XXI ciertas perniciosas costumbres propias de la izquierda de la segunda república, que consistían en señalar a quienes pensaban diferente para posteriormente actuar. Ahora, de la manita de Bildu, ha señalado a una empleada pública por opinar algo absolutamente obvio pero que no cuadra con los deseos de los chivildus
Y que digo yo que a ver qué queremos hacer con nuestros jóvenes, que ya les han convencido para que no sean emprendedores, que eso es propio de la ultraderecha explotadora y que tienen que ser funcionarios. Pero eso sí, funcionarios que ni piensen ni opinen y que por supuesto aspiren con fuerza a la libertad que da opinar qué, cómo y cuando lo diga el socio preferente bildutarra.
Pues nada, que seguimos en la legislatura del transexualismo político en la que Chivite transmudó a Txibite y Maite Esporrín en MaitetxuEz Porrin.
Vaya lio… bajo el periscopio y procedo.