- martes, 03 de diciembre de 2024
- Actualizado 20:58
La viuda de Juan Carlos Beiro decidió no estrechar la mano a la presidenta del Gobierno durante el homenaje a su marido, asesinado hace 17 años en Leiza por los terroristas de ETA.
Mª José Rama perdió a su marido por la violencia promovida por el nacionalismo vasco. Beiro tenía dos hijos mellizos de 6 años, que también estuvieron en el homenaje del martes.
Realmente, en Leiza, no hubo ni siquiera el intento de saludarse, porque la viuda de Beiro pidió expresamente que Chivite no se acercara ni a ella ni a su familia. Una decisión personal más que respetable cuando alguien no siente ni el cariño ni la cercanía de otros.
Entiende la viuda que el PSN ha traicionado a las víctimas de ETA por legitimar y recibir el apoyo de Bildu para llegar al poder. "Gobiernan con etarras", esgrimió Mª José Rama.
Los socialistas se han sentido especialmente dolidos por estas palabras y han atacado desde el gobierno de una manera infame y pocas veces vista a la viuda de Beiro, asegurando que su libre opinión está condicionada por ser de Vox.
¿Qué hacía entonces Chivite en el homenaje a un Guardia Civil cuya viuda que es de Vox si tanto desprecio les genera? ¿Por qué no dijeron que era de Vox antes de acudir? ¿Fueron por buena fe o sólo para hacerse la foto? ¿Hubiera recordado hoy el Gobierno que la viuda es de Vox si le hubiera dado la mano a Chivite? ¿Serán las víctimas que den la mano a Chivite todas del PSN y respetables?
Resulta especialmente doloroso escuchar este ataque a las víctimas del terrorismo de la boca de un socialista navarro, aunque todo se puede entender si vemos la compañía que el vicepresidente Javier Remírez ha elegido para pronunciar estas palabras.
Remírez ha comparecido mano a mano junto a una exparlamentaria de Herri Batasuna, ahora consejera, Itziar Gómez, que justificó más de 40 asesinatos sin compasión alguna, entre ellos el del concejal del PP en San Sebastián, Gregorio Ordóñez.
Estas nuevas compañías del PSN y la legitimación de los votos de los proetarras de Bildu para acceder al Gobierno son motivo suficiente para que las víctimas del nacionalismo vasco se sientan reticentes a estrechar la mano de la presidenta en un acto en el que no caben matices.
Un homenaje a una víctima de ETA al que, por supuesto, no acudió ningún representante de Geroa Bai, Podemos e IE, los socios de este nuevo pentapartito nacionalista que ahora señala a las víctimas del terrorismo en función de su adscripción política.
Desde estas líneas aplaudimos la presencia de María Chivite en el homenaje a todas las víctimas de ETA, pero comprendemos todavía más el dolor de las familias y el desconcierto que el Ejecutivo de la socialista genera entre ellas.
La secretaria general del PSN que siempre ha estado junto a las víctimas de ETA debe reflexionar sobre lo ocurrido, evitar excusas simplistas y analizar con detalle por qué hay tanto dolor en los afectados por el terrorismo ante su nuevo gobierno. Sólo así podrá tener la seguridad de que no sólo puede mirarles a los ojos, sino que además le devolverán la mirada y le estrecharán la mano con el calor que siempre se la habían dado.