Están fuera de la iniciativa popular que reunió cerca de 700.000 firmas para dotar de una renta mínima no contributiva de 426 euros mensuales a todos aquellos desempleados que no perciben ninguna otra ayuda. Que son un millón ochocientos mil, según cálculos de CC.OO y UGT, los sindicatos que apoyan la medida.
El PSOE ha hecho suya la iniciativa y la presentará en el primer pleno que celebre el Congreso . La propuesta tiene detractores. PP y Ciudadanos están en contra. Para desarmar a quienes se han manifestado contra semejante proyecto aduciendo que sería una carga excesiva para el Estado bastaría con emplazarles a qué hiciera la experiencia de sobrevivir con 426 euros , no ya un mes, una semana. Estoy seguro que cambiarían de idea.
Ya digo que Podemos no está entre los impulsores de la medida. En su caso según expresión de Íñigo Errejón (el más listo de la cúpula del partido o el más táctico de todos), la ausencia de Podemos se debe a que el PSOE no contó con ellos a la hora de hacer suya la propuesta de los sindicatos. Como no es la primera que pasa -sucedió lo mismo con el proyecto de Ley para incrementar el salario mínimo- suena a reconocimiento tardío del error.
Error que al repetirse dejar de serlo para convertirse en tendencia. Pablo Iglesias que irrumpió en la política nacional con la fuerza de quien se hace preceder por un buen diagnóstico de las causas y los efectos devastadores de la crisis está demostrando que se está quedando en eso, en señalar las grietas del sistema, pero sin aportar soluciones. Ni siquiera aquellas -como esta de los 426 euros- que, por supuesto, no va a arreglar el problema del paro en España, pero que si sale adelante puede contribuir a mitigar situaciones límite de personas que viven en la penuria. Menos juegos de tronos y más ocuparse de los problemas reales de la gente.