De la calle vienen y la calle añoran. A juzgar por la victoria de las tesis de Pablo Iglesias (60%) sobre las defendidas por Íñigo Errejón (38%), Podemos está y seguirá en el Congreso, pero al grueso de sus militantes y a buena parte de sus diputados el Parlamento les viene grande. O, según se mire, pequeño.
"Se puede morir de éxito". Aquella ironía de Felipe González está resultando profética. En España, en términos históricos, lleva camino de cumplirse en relación con el PSOE y fuera, también con la mayoría de los partidos socialdemócratas que durante tantos años han gobernado en los principales países de la Unión Europea.
Sabido que Mariano Rajoy no da puntada sin hilo, en la oposición andan con la mosca detrás de la oreja al conocer que en la cena de Navidad que organizan los militantes madrileños del PP, el Presidente del Gobierno -como quien no quiere la cosa- se despidió con un recado muy llamativo: "Hasta dentro de muy poquito y ya preparando las próxima elecciones".
Vistos los resultados del barómetro del CIS es difícil sustraerse a la melancolía. El mismo sondeo que nos dice que la corrupción ocupa el segundo lugar en el escalafón de las preocupaciones de los ciudadanos refleja el crecimiento del Partido Popular (34,5% de los votos) respecto de los resultados obtenidos en las elecciones de junio.