• jueves, 18 de abril de 2024
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Opinión / Periodista. Director de Comunicación y Marketing del Consejo General de la Abogacía Española.

Homenaje a Rafael Matesanz

Por Francisco Muro de Iscar

España debería dedicar un homenaje público, oficial, multitudinario a Rafael Matesanz.

Es posible que este nombre no les suene a todos, pero el doctor Matesanz fue el creador a finales de los 80 y el alma hasta ahora mismo de algo que no sólo ha salvado miles de vidas sino que es envidiado, admirado, respetado y copiado en todo el mundo: la Organización Nacional de Trasplantes. Gracias a la ONT, somos el país con mayor número de donantes y, sobre todo, el país con mayor número de trasplantes de órganos.

La ONT es una organización perfecta que funciona en toda España con eficacia y eficiencia y tal vez la única organización pública que salva la barrera de las ideologías y de las competencias transferidas sin que estalle un conflicto y sin que deba intervenir el Tribunal Constitucional. ¿Saben por qué? Por el esfuerzo de un gran gestor público -y de su excelente equipo- y porque nadie lo ha podido hacer mejor. Un milagro que, sin embargo, algunos han intentado destruir. La miseria humana es insondable.

Algunos creerán que la larga trayectoria de la ONT ha sido un camino de rosas. Nada de eso. Nació en 1989, con la sanidad levantada en armas y una caída del 20 por ciento de las donaciones. Nació de la mano de un ministro de Sanidad inteligente y buen gestor, el socialista Julián García Vargas, pero, como solemos hacer aquí las cosas, sin medios materiales ni casi humanos -un responsable, Rafael Matesanz, dos secretarias y seis enfermeras-, con el rechazo de los profesionales sanitarios y la oposición-incompresión-desinterés de los políticos.

Matesanz se inspiró en una estructura que funcionaba en el País Vasco y trató de replicarla a nivel nacional, integrada en el Ministerio de Sanidad. Ya entonces estaban transferidas las competencias sanitarias a las comunidades autónomas y no tengo que contar a nadie lo "fácil" que es tratar de que funcione en toda España un organismo que, para más inri, se llama "nacional". Que se lo cuenten al actual ministro de Justicia y a los ocho sistemas telemáticos operativos que son tan ineficientes como incapaces de comunicarse entre sí.

No tenía sede propia ni presupuesto suficiente ni independencia. Pero Matesanz montó la ONT, multiplicó el número de donantes, creo un sistema que recogía los órganos y los llevaba al hospital en tiempo récord y que dejaba satisfechos a todos: ciudadanos, personal sanitario e, incluso, políticos. Bueno a casi todos.

Cuando Celia Villalobos llegó al Ministerio de Sanidad, una de sus primeras decisiones fue echar a Matesanz, a pesar de que su antecesor, José Manuel Romay en compañía de Alberto Núñez Feijóo, no solo le mantuvieron sino que le dieron más responsabilidades organizativas. Perdimos la presidencia de organismos internacionales y estuvimos a punto de destruir una de las pocas cosas que han funcionado bien en España desde su creación.

Afortunadamente Ana Pastor, también del PP, le repescó y luego Trinidad Jiménez, del PSOE, le reforzó. (Entre medias hubo dos ministros de Sanidad, Elena Salgado y Bernat Soria que también trataron de acabar con la ONT, sin conseguirlo).

Matesanz debería tener más reconocimiento social que Gasol, Nadal o Cristiano Ronaldo, porque lo que ha hecho no lo superan nadie en el mundo. Dice que se va en cuanto llegue el nuevo ministro de Sanidad. ¡Ojalá vaya para largo porque ministros podemos tener muchos, pero hombres como el que hizo la ONT, casi ninguno!


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