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Opinión / A mí no me líe

Los aberchándales siguen quemando gente

Por Javier Ancín

Para que vean cómo se las gastan los que con su pacto con el PSOE van a hacer presidente a Txibite en Navarra.

Recopilación de atentados perpetrados por ETA
Recopilación de atentados perpetrados por ETA

Si fallecer no es una cosa agradable, una de las peores muertes que existen es la de morir quemado. Primero porque no mueres rápido y segundo porque mueres con unos terribles dolores.

De jovencito tuve un accidente con una instalación de gas defectuosa y acabé en una unidad de quemados con las manos y antebrazos a la brasa. Puedo dar fe de que el dolor es tan intenso que si pudieras te arrancarías los miembros para dejar de sentirlo. Es horrible. Enloquecedor. No se calma con nada. Siempre va a más.

Desde entonces, cada vez que me acerco a una fuente de calor intensa se me eriza toda la piel, se me acelera el pulso y me agobio como otros se agobian, claustrofóbicos, al meterse en un ascensor. Y eso es lo que me volvió a pasar mirando el otro día ese cartel que los aberchándales han elaborado para uno de sus aquelarres en Navarra, donde dos Guardias Civiles aparecen en mitad de una hoguera, quemándose, con los brazos en alto. Se pueden oír casi los gritos. Es acojonante el nivel de deshumanización de la ideología aberchándal.

Lo qué le gusta al nacionalismo vasco quemar a la gente, me dije. De forma literal, nada figurada. Quemar a alguien es de una crueldad extrema, por eso lo hacen, por eso lo han hecho siempre los terroristas vascos. La cobardía y la crueldad como sello de calidad del brazo criminal del nacionalismo vasco.

A veces es bueno contar con los dedos y ver realmente de qué estamos hablando. Poner datos donde solo hay fantasías. Y eso es lo que hizo hace una década un grupo de 29 investigadores durante cuatro años. Aprovechando que en España todos los procesos inquisitoriales están codificados y archivados, se pusieron a contar con lápiz y papel cuántas brujas realmente fueron quemadas en los trescientos años que estuvo activo ese tribunal en nuestro país: 59.

Gracias a una figura extraordinaria por su profundidad intelectual, el inquisidor Alonso de Salazar y Frías -búsquenlo en internet porque merece un vistazo-, únicamente hubo un gran proceso por brujería en España, el de Zugarramurdi en Logroño, donde fueron quemadas 6 mujeres. Solo en la masacre de Hipercor los aberchándales le dieron fuego a 21 personas. Y desde ahí, sumando euskosalvajada tras euskosalvajada, el número se te pone en varios cientos.

El terrorismo nacionalista vasco ha utilizado el fuego a destajo como método de matar desde el principio de su actividad criminal. El tiro en la nunca y abrasar a gente son sus dos marcas de la casa. Si una bomba lapa no acababa contigo en el acto, lo hacían las llamas. Hay unos cuantos relatos de testigos donde cuentan que el asesinado, al no poder salir del coche hecho un amasijo de hierros, muchos de ellos Guardias Civiles como los del cartel, moría abrasado entre terribles alaridos.

Las hemerotecas están ahí, para quién quiera descubrir la "heroica" lucha en nombre del pueblo vasco, para que vean cómo se las gastan los que con su pacto con el PSOE van a hacer presidente a Txibite en Navarra. En fin. Lo de siempre, una presidenta que se atornilla al poder sobre las brasas aún humeantes de una pira de carne humana inocente. Pongámoslo por escrito una vez más, para que la memoria no sea el olvido oficial que quieren los aberchándales y el PSOE. Y eso es todo.


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Los aberchándales siguen quemando gente