• lunes, 17 de junio de 2024
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Opinión / A mí no me líe

Adiós Arrasate, hola Osasuna

Por Javier Ancín

"Nosotros tenemos que volver a hacer la maleta y echarnos de nuevo al mundo, como siempre, por primera vez. Osasuna nunca se rinde y hay que volver a intentarlo"

Despedida de Jagoba Arrasate como entrenador de Osasuna ante su afición en el estadio de El Sadar tras seis temporadas en el banquillo del equipo rojillo. IÑIGO ALZUGARAY
Despedida de Jagoba Arrasate como entrenador de Osasuna ante su afición en el estadio de El Sadar tras seis temporadas en el banquillo del equipo rojillo. IÑIGO ALZUGARAY

Ciclos, la vida son ciclos... que nada tiene que ver con las bicis. Más que un círculo -eso solo está reservado a Sísifo y su tortura diaria, una monotonía desesperante donde nada cambia, no hay sorpresas, y el único anhelo es que todo cese- la existencia es una espiral porque nunca pasa de forma exacta por la casilla de salida. Si es para bien, si se crece, la órbita es externa. Si se decrece, el círculo es interno, cada vez más comprimido, más acelerado hasta que se desaparece, llegando, literalmente a un punto.

El otro día me encontré el autobús de Osasuna en la puerta de un colegio, abierto, esperando a la chavalería, y eché un furtivo ojo al interior. Fue un poco como asomarse a mi infancia pero de una forma que nada tenía que ver. Sigue siendo el mismo autobús de Artieda en el que hace 40 años íbamos al parvulario del tenis, pero completamente distinto.

El nuestro sabíamos que era el de Osasuna porque el conductor, más majo que las pesetas, nos solía enseñar los paneles con el escudo guardados en el maletero y que le colocaba en los laterales cuando viajaba el equipo. No había más diferencia con un autobús normal, pero para nosotros saber que era ese y no otro, le dotaba de un aura mística a los asientos que nos dejaba muy felices. ¿Dónde se sentaría Echeverría? ¿Y Martín? ¿En que altillo guardaría Iriguíbel los goles que iba a marcar esa tarde?

El de ahora es una nave espacial. Una maravilla. No pasa desapercibido. No hace falta imaginarlo, que esa es la gran diferencia con nuestra época, que ahora ya no hay que imaginar las cosas porque basta con mirarlas, por fuera con todo su vinilado y por dentro con unos asientos que son tronos de dioses. Es este, no hay duda. No puede ser otro. Los niños subirán como subíamos nosotros y lo disfrutarán como lo disfrutábamos nosotros. Todo cambia para que todo en su esencia sea igual.

En ese autobús ya no se subirá Arrasate, nos hemos quedado sin entrenador y el siguiente aún no se le ve la cara, está pero aún no existe, como la figura que pintó Goya en el retrato de la familia de Carlos IV, esperando a que se gire cuando haya anuncio oficial y descubramos su rostro, por fin.

A Arrasate lo despedimos con melancolía -los fatalistas como yo directamente con preocupación, virgencita que nos volvamos a salvar como con Jagoba-, y agradecimiento por su sobresaliente trayectoria. Ascenso, final de la copa del rey, séptimo en liga y regreso a Europa. Para la matrícula de honor le faltó ese pelo que nos falta siempre, ese ñe final, ese golpe de riñón último para subir ese escalón que se nos resiste toda la vida: el título de copa, ganar las previas en las competiciones europeas.

Ese cruzar el umbral nos queda, romper esa resistencia, no solo limpiarnos las botas del barro del camino en el felpudo, con la puerta abierta, viendo la gloria dentro.

Es un poco frustrante, pero más frustrante es caer en un pozo en el que han caído otros equipos históricos que no pueden ni volver a intentarlo.

Dicen que se va al Mallorca, que también viste de rojo, por cierto, de donde sale Aguirre, que ya estuvo entrenado a Osasuna, con su primera final de copa, la de 2005, y que termina ciclo allí, otro ciclo. Siempre los ciclos.

Que tenga suerte. Nosotros tenemos que volver a hacer la maleta y echarnos de nuevo al mundo, como siempre, por primera vez. Osasuna nunca se rinde y hay que volver a intentarlo. No queda otra. Que este punto del que hablaba al principio nunca sea final sino un punto y seguido. Seguimos. Hala, venga, p’alante. Y eso es todo.


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Adiós Arrasate, hola Osasuna