• miércoles, 24 de abril de 2024
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Opinión / A mí no me líe

Algo habrás hecho si eres hombre y te asesina una mujer

Por Javier Ancín

Nadie va a ponerse frente a una mujer a llamarla asesina. No vende. No hay nada que rascar ahí, ni medio voto, por eso los políticos dejan al muerto morir por segunda vez. Nadie va a sacarle la cara, siempre será un sospechoso. Un puto paria.

No sé quién era ni cómo sucedió, solo sé que al ser hombre, aquí no pasa nada. Silencio. Pueden seguir con su vida sin los engorros habituales de pancartas y declaraciones grandilocuentes, sin el postureo con carita afligida frente a las cámaras de televisión.

Hemos llegado a un punto en el que, como la izquierda ha colocado la figura de los tíos en perpetua sospecha, ya nadie quiere ponerse a su lado. Ni cuando nos matan. El 'algo habrá hecho' flota en el ambiente. Si eres hombre te pueden liquidar tranquilamente, que tanto la izquierda sectaria y la derecha acomplejada por esa izquierda, no va a salir a la calle como salen cuando la asesinada es una mujer. El hombre apesta.

Hay que esperar, dicen como mucho cuando les repreguntan a los políticos, ganando tiempo para no mojarse. Porque entonces les entran los escrúpulos, no hay tuits rimbombantes del presidente Sánchez ni de la ministra de igualdad Montero. La presunción de inocencia y tal, la que niegan sistemáticamente al hombre, para la mujer es sagrada. Hace tiempo que hemos dejado de ser todos, hombres y mujeres, iguales ante la ley. Si eres mujer, la ley de violencia de género no se te aplica, por ejemplo.

Y esperando se queda solo el muerto, al que nadie pone cara, al que nadie llama por su nombre, no vayamos a humanizar a esa víctima, hasta que deja de ser una molestia para el político de turno, que la realidad no le joda su mágico relato del que ha conseguido vivir, y se olvida, con alivio de todos. Hasta el siguiente hombre asesinado -que siempre es anecdótico, que siempre es un hecho aislado, aunque se repita con una periodicidad cada vez menor-, que será, de nuevo, el siguiente olvido.

No hacen falta minutos de silencio, ni concentraciones a las puertas del parlamento de Navarra, del ayuntamiento de Pamplona o de ninguna otra institución. Cuando un hombre es asesinado por una mujer no sale ningún cargo público a decir que se van a presentar como acusación particular, como sí que ocurre cuando el asesino es un hombre.

Las noticias dicen que tenía 45 años, trabajaba de frutero en Mercairuña y era padre de un niña de 5 años. La madre de la pequeña, de la que estaba separado hace un año, este pasado miércoles, fue a buscarlo a su casa en la Rochapea y le rajó el cuello y le apuñalo en el pecho. El hombre trató de huir de su propio piso para pedir ayuda pero cayó muerto en el portal, desangrado.

No es un asesinato cuqui, no es un asesinato mainstream, no causa furor en la opinión pública, no hay indignación, ni alarmismo -son cosas que pasan-, no es un asesinato con el que te puedas hacer fotos donde quedes de lujo para hacer electoralismo en las redes sociales y menos ahora que ha empezado la campaña electoral.

Nadie va a ponerse frente a una mujer a llamarla asesina. No vende. No hay nada que rascar ahí, ni medio voto, por eso los políticos dejan al muerto morir por segunda vez. Nadie va a sacarle la cara, siempre será un sospechoso. Un puto paria.

Quizás esa niña dentro de unos años se pregunte por qué nadie se solidarizó con su padre. Es un tío, casi ya un delito por sí mismo en esta sociedad de mierda que nos han creado, que hemos dejado que nos creen. Contento si este PSOE y este Podemos en una siguiente legislatura no acaba indultándola si es condenada. No sería la primera vez. Y eso es todo.


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