Silencio sepulcral. Ninguna concentración ni notas de condena. Todas las instituciones de Navarra han guardado silencio tras el asesinato del pamplonés Raúl Sierra López a manos de su pareja este miércoles en el barrio de la Rochapea de Pamplona.
Al contrario de lo que ocurre cuando una mujer es asesinada por su pareja, en este caso no ha habido concentraciones, ni minutos de silencio.
Ni el Parlamento de Navarra, ni el Gobierno foral ni ningún ayuntamiento navarro ha tenido una sola palabra de cariño para la familia del hombre, de 45 años, muerto a cuchilladas por su pareja, una mujer de origen cubano que este jueves pasará a disposición judicial.
Llama la atención que el Parlamento de Navarra se concentra a las puertas de la institución, con presencia de todos los grupos, siempre que hay alguna muerte violenta de una mujer, aunque el hecho no haya tenido lugar en Navarra.
También sorprende que el Ayuntamiento de Pamplona y el Gobierno foral suelen anunciar que se personan en los casos de asesinato como acusación particular, cosa que parece que no tienen interés en hacer en esta ocasión.
Raúl Sierra trabajaba como frutero en Mercairuña y tenía con la mujer que le ha causado la muerte una niña de 5 años en común, que no estaba presente cuando ocurrieron los hechos.
Según fuentes policiales, la pareja había terminado su relación hace más de un año, aunque se había mantenido enemistad entre ambos. Este miércoles a mediodía, la mujer acudió a la vivienda del hombre en la calle Bernardino Tirapu del barrio de la Rochapea donde comenzó una discusión por causas que se desconocen.
En un momento dado, la mujer cogió un cuchillo y le provocó la muerte al hombre al herirle en el cuello y el pecho. Ensangrentado, Raúl Sierra trató de escapar del piso y pedir ayuda, pero cayó muerto en el portal dejando un charco de sangre.
Cuando la policía llegó al lugar, encontró a la mujer también con restos de sangre y tratando de taponar las heridas.
