• viernes, 26 de abril de 2024
  • Actualizado 16:37

Opinión / A mí no me líe

Los Sanfermines este año empiezan con Osasuna en Sevilla

Por Javier Ancín

El jugador debe de jugar para ganar pero el aficionado no se hace 1000 kilómetros solo para eso, el aficionado se los hace para otra cosa, para honrar la memoria de todos los osasunistas que nos precedieron. Sin ellos nunca habríamos llegado a Sevilla. Cada uno uno el nuestro, todos los de todos.

Lo bonito es planificarlo. Llevo días mirando recorridos, alojamientos, bares, calles... señalándolo en un mapa al que voy colocando chinchetas mentales. La felicidad serena en la calma del hogar, silencioso, al hacer el petate, meter la camiseta roja, la bufanda, atar el pañuelo de San Fermín con el escudo de Osasuna al asa -un distintivo para reconocernos como las dos franjas que pintaron en todos sus vehículos los aliados- y esperar en la acera en Pamplona para subirte al lanchón que en mi caso es un coche con amigos del alma para empezar el fin de semana más largo. Ellos preguntan trueno y yo contesto relámpago y zarpar. Nos vamos a cruzar España por tierra, mar y aire.

Cuando leas esto, algunos ya estaremos en mitad del canal de la Mancha rumbo a las playas de Normandía, allí en Triana. Ha comenzado el día D, el desembarco rojillo en Sevilla va a ser de los que queden en nuestros libros de historia. Hoy somos todos hermanos de sangre, la Big Red One con sus 25.000 soldados de infantería rumbo a Omaha beach que está en el Guadalquivir. Osasuna nunca se rinde. ¡Currahee!

Es cuestión de alma, mucha. No han podido elegir desde el club mejor el lema de esta batalla. Nadie de los que me he topado en este viaje piensa que vamos a ganar, no vamos al encuentro de una victoria, eso es secundario y me atrevería a decir que a nadie le importa, vamos a encontrarnos con otra cosa, con algo mejor, con nosotros mismos, allí, aquí ya casi, en la Cartuja, para no dejarnos solos. Para estar todos juntos.

Una sucesión de anhelos creando una sola alma. Vamos a empujar en bloque, cántico a cántico, oleada a oleada, garganta a garganta para romper la línea defensiva rival, pienso mirando por la ventanilla, posando sobre el horizonte la mirada ya de las mil yardas. No hay vuelta atrás, la retaguardia a la que huir es la portería contraria.

Vamos a montar unos Sanfermines en la Giralda.

Quizás pocos lo sepan porque el tiempo lo diluye todo, pero es un sitio muy navarro esta isla de la Cartuja, al lado del puente del Alamillo, que tanto recuerda al de Castejón sobre el Ebro, con sus tirantes. Hay ecos, no estamos solos... sonidos familiares que aún retumban y nos arropan, recuerdos de casa para los que ya vamos teniendo una edad y conocimos y visitamos aquella exposición universal que fue una gloria verla.

Aquí bailaron los gigantes de Pamplona en junio de 1992, un junio de hace 30 años, frente al pabellón de las hayas de nuestros bosques navarros en la Expo 92, prácticamente encima de donde hoy se levanta este estadio de la final de la Copa del Rey.

Antes de que existiera el campo ya habíamos hecho nuestro el terreno de juego. La comparsa nos precede siempre y esparció la semilla, arreboles y giros mediante de los ocho gigantes danzando, bajo la alfombra donde mañana sábado nosotros apostaremos la vida en al menos 90 minutos.

El jugador debe de jugar para ganar pero el aficionado no se hace 1000 kilómetros solo para eso, el aficionado se los hace para otra cosa, para honrar la memoria de todos los osasunistas que nos precedieron. Sin ellos nunca habríamos llegado a Sevilla. Cada uno uno el nuestro, todos los de todos. Almas, almas, almas y más almas. Eso es Osasuna. Y eso es todo.


  • Los comentarios que falten el respeto y que no se ciñan al tema de la noticia, podrán ser eliminados.
  • Cada usuario será el único responsable de sus comentarios.
Los Sanfermines este año empiezan con Osasuna en Sevilla