• martes, 16 de abril de 2024
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Opinión / A mí no me líe

Bendito turismo de masas

Por Javier Ancín

Antes, fuera de los Sanfermines era raro encontrarte con esa fauna de humanos. Hoy el turismo de masas ha llegado también a Pamplona.

TURISTA Y HOTEL EUROPA

A dónde irán, me pregunto. Qué buscarán o qué encontrarán, que muchas veces no tiene nada que ver lo uno con lo otro. Uno sale de casa con la intención de vivir trepidantes aventuras y luego lo que encuentra a las primeras de cambio es una ventanilla con un aburrido funcionario delante, por ejemplo.

Me caen bien, pero no dejan de sorprenderme. ¿No habrá otro sitio mejor que visitar en verano que esta ciudad provinciana con ínfulas, sin edificios significativos que fotografiar, de calles anodinas sembradas de franquicias intrascendentes, de barrios setenteros que son un atentado estético denunciable ante la UNESCO?

De los nuevos barrios ni hablo, para qué, si son colmenas sin medida humana a medio construir siempre, sin personalidad propia, idénticas y por lo tanto intercambiables a las de cualquier otro lugar de España. Eso es tan Pamplona como un barrio nuevo de Palencia o Soria.

Para que luego te vengan los aberchándales con singular orgullo de ciudad. Yo de Pamplona de toda la vida, de la viña Irroña, aunque mi calle es idéntica a una de Badajoz, Oviedo, Valencia, Murcia o Guadalajara. Je.

Suelen ir prácticamente siempre en pareja y así a ojo casi todos pasan de 50 años. Te los cruzas por las calles céntricas pero también por sitios inverosímiles, con su mapica de papel de la oficina de turismo, recorriendo la ciudad con esa cara que se te pone cuando miras mucho hacia arriba: ojos entornados y boca medio abierta.

El otro día me paró una buena señora a las siete y media de la mañana, yo iba corriendo y ella con el mapica, en la estrecha acera frente al instituto Biurdana. Que si iba bien por este camino para el parque de Yamahuchi. Al parque de Yamauchi, a estas horas, y aquí, en mitad de la nada donde por no haber no hay ni ciudad.

Cómo habrá llegado esta persona aquí... me dije, ¿estará bien de la cabeza, debo llamar a los servicios sociales, a la policía, a una ambulancia para que la lleve al hospital a que le hagan un urgente chequeo neurológico? ¿Será un Terminator que han depositado desde el futuro, mapica en las manos, con la intención de completar alguna misión especial para el correcto devenir de la historia de la humanidad, como en las películas?

Todo tieso, no tiene pérdida, en la rotonda, tome la tercera salida... y pregunte por allí que a ver cómo le explico a alguien, que no se posiciona espacialmente ni con un mapa, un recorrido extraño y largo. Qué esperará encontrar en el parque de

Yamaguchi, ¿los patos?, pensé pero por prudencia me abstuve de indagarlo. Gracias, buenos días. De nada, buenos días. Y continúe mi carrera matutina, sin mirar atrás, no me fuera a pasar como a la mujer de Lot.

Pamplona nunca había sido una ciudad turística. Fuera de los Sanfermines era raro encontrarte con esa fauna de humanos. Hoy todo eso ha cambiado, el turismo de masas, la democratización de los viajes, ha llegado también aquí. Está Pamplona petada de turistas, ellos sabrán. En cualquier caso, benditos sean. Y eso es todo.


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Bendito turismo de masas