A mí cada vez que veo al batasuno de nombre wagneriano, Adolfo, me entran ganas de agacharme bajo el patinete para ver si tengo adosada una bomba lapa.
- domingo, 28 de abril de 2024
- Actualizado 21:50
Cada vez que veo a Adolfo Araiz en pantalla, que es siempre que sale alguien del partido de la Eta a soltar la chapa -lo pasean como a un santo laico del aberchandalato criminal, para que nadie se olvide de su catecismo de sangre-, me pasa como a Woody Allen en Misterioso asesinato en Manhattan.
Si al bueno de Woody cada vez que escucha a Wagner le entran ganas de invadir Polonia, a mí cada vez que veo al batasuno de nombre wagneriano, Adolfo, me entran ganas de agacharme bajo el patinete para ver si tengo adosada una bomba lapa.
Pimpán, tercera ley de Newton: acción-reacción, reflejos condicionados como nos enseñó Pavlov en filosofía de 3º de BUP.
En realidad a su personaje, pero nunca importa cómo se llama porque siempre es Allen en todas sus películas. Como tampoco importa cómo se llama el partido de la Eta porque siempre son los mismos que glorifican sus asesinatos políticos, adopten la cáscara que adopten en cada giro de guión.
El otro día votaron en Pamplona contra un homenaje a Miguel Ángel Blanco, que es la mejor forma para que no te confundan con el partido de una banda terrorista, directamente diluyendo esa posible confusión, asumiendo que los asesinados por el aberchandalato donde tienen que estar es en el hoyo del olvido.
Con sus asesinos, en cambio, no tienen problema de memoria alguno, que los llevan en sus listas para que sus votantes no tengan que salivar con el sonido de la campana sino directamente mirando el pedazo de carne.
Y con estos va Txibite y pacta de mil amores, para que tampoco le confundan con una persona con escrúpulos morales.
Esta vez incluso dando un paso más, que si hasta ahora se escudaban en ese terreno nebuloso de la abstención, ahora directamente han confirmado los batasunos que votaran a favor de la miembra socialista, matando dos pájaros de un tiro en la nuca. Convertirse en socio preferente para el PSOE y de paso meter una patada en el culo al PNV de Barkos, que aquí se llama Geroa Bai como en Portugal a los halados Frigo se les llamaba Olá o a los coches Opel se les conocía en el Reino Unido como Vauxhall.
Como el PNV en realidad no sabe negociar, que se ha limitado a poner el cazo para que se lo fueran llenando los diferentes gobiernos españoles, se equivocó anunciando tan categórico que jamás haría presidente a Feijóo. Les regaló a los socialistas su única baza de presión, el as de bastos: cuidado que puedo hacer presidente al gallego si no me tratas bien, sociata de los cojones.
El monumental error estratégico lo ha visto hasta Txibite, que no es la más lista precisamente de la clase, por eso Coronalzorriz se atreve a apalearlos hoy por todo el palacio de la Diputación
Perfecto, como ya no puedes amenazarnos con pactar con Feijóo -palabra de vasco, je-, somos los socialistas los que os podemos presionar hasta la muerte entonces. Ojito que si no queréis migajas podéis quedaros sin nada, peneuveros, que con los votos del partido de la Eta conseguimos la presidencia este año de Navarra y, tachán, podríamos darles nuestro apoyo también para desalojaros a los burrokides de Vitoria si nos conviene tras las elecciones vascas de 2024.
Bravo, Ortuzar, eres un puto genio. Me quito el cráneo. Inserte aquí, amado lector, el meme de la ovación en pie que tanto rulaba antes por Twitter. Y eso es todo.
