¿De verdad creéis que Coronalzorriz y Santos Cerdán con Koldo y Abalos, Sánchez mediante, son genios del mal, expertos en algo? Son buscavidas sin escrúpulos que también hacen de su necesidad su virtud.
¿De verdad creéis que Coronalzorriz y Santos Cerdán con Koldo y Abalos, Sánchez mediante, son genios del mal, expertos en algo? Son buscavidas sin escrúpulos que también hacen de su necesidad su virtud.
Ah, la vida. Qué curiosa es. Todo parece una cosa, blanco o negro, y luego se desarrolla por recovecos extraños, se vive en callejones iluminados de aquella manera sepia de las pelis antiguas, en bares no demasiado limpios, en escaleras bullangueras y contradictorias.
Me he despertado hace un rato, hacerse mayor es madrugar y comer verduritas, de los berridos que estaba pegando las notificaciones del WhatsApp. Un amigo mío que es un poco brasas, lleva dándonos el coñazo hace años para que nos compremos un coche eléctrico, nos anunciaba feliz la victoria de Trump en las elecciones de EEUU.
Es decir, la victoria de Elon Musk, el impulsor por antonomasia de los carritos de golf con baterías de uso civil, que tanto ha trabajado para que ganara Donaldo. Mi amigo lo ha dicho de esa forma que tenemos los tíos de hablar de nuestras cosas cuando nadie nos oye: Pensilvania es nuestro. Vais a mamar Tesla hasta que dejéis de tragar gasolina, cabrones.
No debe de ser tan fácil amañar unas elecciones, es lo primero que he pensado, porque hay otro conocido que me tiene tostada la cabeza desde hace meses diciéndome que no van a permitir que Trump gane. Siempre termina sus alocuciones diciéndome "verás", y hoy que por fin lo hemos visto, que no, que ese genérico no van a permitir nunca concretado en nadie no se ha cumplido, hoy, precisamente hoy, que ya estoy despierto porque el puto progre anda pegando voces desde hace horas, no se ha levantado pronto y se ha quedado mudo.
No soy muy de conspiraciones porque indicaría que detrás de todo hay una inteligencia, mala, pero inteligencia al fin y al cabo. Yo soy de creer algo más terrorífico: detrás no hay trazado un minucioso plan maquiavélico, diabólico. No hay nada y todo es un caos de flipar, un sálvese quien pueda y poco más.
En otra vida que aún a veces solicita de mis servicios, soy un agente secreto retirado en Michigan como amo de casa, he sido fontanero y sé que eso que ocurrió de causalidad porque yo estaba en la trastienda, la opinión pública lo consideró una genialidad táctica. Pues que lo sigan creyendo, no seremos nosotros, que hacemos de la necesidad virtud, quienes les saquemos del error.
¿O de verdad creéis que Coronalzorriz y Santos Cerdán con Koldo y Abalos, Sánchez mediante, son genios del mal, expertos en algo? Son buscavidas sin escrúpulos que también hacen de su necesidad su virtud: que se traen muchas mascarillas porque ya tú sabes... pues se obliga a usarlas hasta por la calle, es que la ciencia... y a vivir.
Qué cosas, tú, un conspiranoico sin conspiración y un puto hippi electrificado loco de contento porque ha ganado Trump. Tendría que cambiar de amigos si no tuviera yo la sesera como la tengo, quién me iba a aguantar a mí también a estas alturas del partido, porque en lo siguiente que he pensado es en dónde coño está Pensilvania. Y me he puesto a indagar el mapa autonómico Yankee. Arriba a la derecha, entre el estado de Nueva York y Washington DC. Anda, qué curioso, en la avenida Pensilvania de Washington, frente a La Casa Blanca -que dicen que fue edificada por un navarro, un tal Pedro Casanave-, tuvo una oficina Caja Navarra. O algo. O nada, en realidad.
Mientras tanto, se multiplican las reacciones de los zurdos: es un mentiroso resentido que fomenta la división, las trincheras, el odio y siempre busca la venganza. Y yo, perplejo, no sé si se refieren ya a Trump o a Sánchez, que vengativo como pocos, después de que le echaran a patadas de los barrios arrasados de Valencia por dejarlos tirados en el fango, no convocó el consejo de ministros hasta ayer martes, sin prisas, a su ritmo, con un que sé jodan, por no quererme, como único mensaje. Tú imagínate al chalado este que tenemos aquí con una Torre Sánchez en mitad de la Castellana o en la Diagonal de Barcelona. Y eso es todo.