• lunes, 29 de diciembre de 2025
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Opinión / A mí no me líe

El estrepitoso fracaso de Chivite en materia de vivienda: con UPN fuimos propietarios, con el PSN ni inquilinos

Por Javier Ancín

La realidad es que, cuando se baja del eslogan a poner ladrillos, las buenas intenciones del PSN no generan oferta.

 

Edificios en construcción. ARCHIVO
Edificios en construcción. ARCHIVO

Como mi vida rutinaria es la de un jubilado, no suelo tener mayores prisas; siempre he hablado mucho con mi vecina cuando nos cruzamos en el rellano.

Es una señora que ronda los 90 años y, de un tiempo a esta parte, ha entrado ya en las nieblas del Alzheimer. Es puñetera esta enfermedad, porque nuestras conversaciones se han ensanchado, se han enriquecido: aparecen personajes que yo no conozco y tiempos remotos que yo no he vivido, como si fueran presente, como si se ampliara un universo con nuevos detalles y paisajes.

Yo le sigo la corriente y adopto el rol que me asigna cada vez: he sido hijo de conocidos, panadero de un pueblo vecino, pareja de una sobrina segunda, compañero de trabajo de su padre e incluso un cura de la familia que partió a las misiones. Lo que toque.

No sé si lo hago bien o lo hago mal, pero lo hago con buena intención, me dije un día. Y fue entonces cuando me saltaron todas las alarmas. Para, para, para… ¿esto es bueno o malo para la señora? Déjate de buenas intenciones, que, como bien sabes por el dicho, el camino del infierno está empedrado de buenas intenciones.

Pregunté a un par de conocidos médicos y me tranquilizaron: «Haces bien —dijeron—, no es conveniente llevarle la contraria a enfermos de Alzheimer». Y ya me quedé aliviado: yo por mi vecina, si hace falta, hasta ministro de Marina.

Lo de las buenas intenciones es precisamente a lo que se aferra la izquierda una y otra vez para justificarse, para que les sigas votando, para que olvides los hechos: «Nosotros somos mejores que la derecha porque tenemos buenas intenciones. Votadnos». Y claro, es ahí cuando hay que pararse y mirar la realidad, que yo te puedo administrar cianuro con toda la buena voluntad del mundo.

Eso mismo me vino a la cabeza al leer la noticia del 27 de diciembre en esta casa, que detalla un balance demoledor para el PSN y Txibite en materia de vivienda. Según los datos oficiales del propio Gobierno de Navarra, durante el periodo de gobierno de la malvada derecha se levantaron 7 veces más viviendas que bajo el aberchandalato de Txibite.

El resultado es el que todos vemos: precios de venta que no paran de subir, alquileres que se disparan y una generación de jóvenes que ya solo aspira a alquilar un cubículo, mientras que los cuarentones de hoy, criados cuando gobernaba la malvada derecha, somos casi todos propietarios. Lo de llamar “derecha” a un partido socialdemócrata clásico como UPN solo porque no es abrrchándal es otro debate que algún día habrá que abrir, y esto no es un halago, es una crítica: que si abrazara el liberalismo nos iría aún mejor, con apartamento en la playa incluso.

La realidad es que, cuando se baja del eslogan a poner ladrillos, las buenas intenciones del PSN no generan oferta. Al contrario: mayor demanda sin viviendas suficientes equivale a precios por las nubes y acceso a la vivienda convertido en un imposible. Y si no entienden esto, le piden al Josebas que se lo traduzca al euskera y lo ponga a cinco columnas en su Boletín Oficial del Noticias, que a mí me ha bloqueado en Tuiter. Yo más no puedo hacer. Y eso es todo.

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