Yo no sé por qué se queman los montes. No soy ingeniero forestal, no tengo experiencia de vida campestre y no me adentro en un monte que no tenga una telesilla plantada desde hace más de treinta años. Que yo lo ignore es irrelevante. Lo preocupante es que el Gobierno tampoco lo sepa, o al menos eso pretende hacer creer. Porque con Sánchez nunca se trata de resolver problemas reales: siempre se trata de ganar pequeñas batallas políticas que le permitan resistir una temporada más en el poder.
Tras varios días atrincherado mientras el país ardía, Sánchez abandona por fin el palacio de La Mareta, en Lanzarote, donde pasa agosto. Lo trasladan en avión y helicóptero a Galicia y León, le ponen un micrófono delante y lo único que se le ocurre decir es que los incendios “no van con él”: la culpa es del cambio climático. Ese ente difuso, tan socorrido para los políticos inútiles, que nadie sabe muy bien qué es, cómo enfrentarlo ni, menos aún, cómo revertirlo.
Y ahí, entre vaguedades, propone un gran pacto de Estado contra no sé qué del cambio climático. Traducido: “bomberos, vecinos, agricultores, apañaos como podáis; yo no puedo hacer más si el PP no firma mi pacto”. Y si no lo firman, serán ellos los culpables de los incendios. De eso se trata: de buscar siempre un enemigo político para salvar su imagen y seguir de presidente.
Acto seguido: “Bautista, acelera el Falcón, que ya hemos perdido un día de vacaciones con estas gilipolleces”. Y vuelta a su veraneo de lujo en Canarias. Ese es Sánchez: humo. Eso es el sanchismo: fabricar más humo que los propios incendios.
Ahora bien, que yo no sepa por qué arden los montes no significa que no sepa mirar y hacerme preguntas. Y como buen jubilado amo de casa que soy, desde hace años, lo hago divinamente:
—¿Por qué este año los incendios se concentran exclusivamente en la zona oeste del país?
—¿Por qué hay ya más de cien detenidos o investigados relacionados con el inicio de esos fuegos?
—¿Por qué, según un informe del propio Estado —sí, el mismo que preside Sánchez—, se afirma que España cuenta hoy con solo 10 hidroaviones para extinguir incendios, cuando hace cuatro años tenía 18? Esta va para los sociatas y allegados que siempre sacan la carta de que la extinción es “competencia de las comunidades autónomas”: si es así, ¿cómo explican entonces que haya menos medios estatales hoy que hace apenas una legislatura?
—¿Por qué, según informes de la Unión Europea, España destina solo 220 millones de euros a medidas contra incendios, mientras que Portugal —un país casi seis veces más pequeño— invierte 615 millones, es decir, más del doble, casi el triple?
Recordemos: con Sánchez hemos alcanzado los 300.000 millones de recaudación por impuestos, récord absoluto en la historia de España. Y, sin embargo, todos los servicios públicos van peor que al inicio de su primera legislatura. Incluido el dispositivo contra incendios: hoy tenemos ocho hidroaviones menos, recuerden. De 18 a 10. Un 45% menos de aparatos.
Para los iluminados fanáticos estatistas que insisten en que “pagamos pocos impuestos” y que “aún habría que pagar más”: nunca un Gobierno de España había tenido tanto dinero a su disposición, y nunca los servicios básicos habían funcionado peor.
Misterios del PSOE. Misterios que, por supuesto, el PSOE no piensa contestar. Porque al PSOE le da igual por qué pasan las cosas mientras pueda utilizarlas en su beneficio propio: bien para enriquecerse, bien para mantenerse en el poder escurriendo el bulto y echándole la culpa a otro, para enriquecerse también.
¿Cómo va a ser responsable el Gobierno de Sánchez de lo que pasa en España? ¡Qué cosas tienes, fachita! Los responsables son siempre la ultraderecha y el cambio climático. Joder, que pareces nuevo. Y eso es todo.
