• sábado, 20 de abril de 2024
  • Actualizado 00:00

Opinión / A mí no me líe

Ojalá otra final de Copa del Rey con Osasuna

Por Javier Ancín

Recuerdo muchas veces la final de Copa del 2005 porque en mi casa de Madrid nos metimos casi 20 personas a dormir. Hasta en la cocina te encontrabas gente tumbada. Aquello fue una locura, Sanfermines a la madrileña. Una fiesta alegre y excesiva, como son esas cosas cuando tienes veintipico años. Un día inolvidable de fútbol y amigos.

Final de la Copa del Rey de 2005 entre Osasuna y Betis. Foto RFEF

De los muchos errores que he cometido en mi vida, uno de ellos, quizás el más grave, fue hacerme del Barça de pequeñito. Hasta tal punto llegaba el asunto que cuando viví en Madrid, y ya había perdido la fe, como el San Manuel Bueno Mártir de Unamuno, solo por costumbre, porque es lo que se esperaba de mí, porque era lo que esperaba yo de mí mismo, seguía llevando en el coche un CD con el himno del equipo que ponía en los semáforos cuando pasaba por delante algún incauto seguidor merengue con la camiseta blanca, que, en Madrid, no crean ustedes las habladurías, a veces tarda en suceder. La mayoría de las ocasiones la gente se reía, algunas mostraban indiferencia y no recuerdo ninguna que el peatón en cuestión se lo tomará a la tremenda.

Durante mucho tiempo tenía un juego cuando llegaba a la ciudad, de viaje, y me metía en el metro, para entretener el trayecto hasta casa, que era ver qué camiseta de fútbol era la primera que veía. No pocas veces era la azulgrana. Al principio me impresionaba, como si fuera a temblar el misterio, como si fueran a ocurrir desgracias, plagas, desastres naturales. Nunca pasaba nada. ¿Qué va a pasar?

Madrid es un sitio raro. A nadie le importa nada, la gente vive y deja vivir y va a lo suyo, sin dramas externos. Es una ciudad muy sencilla de habitar, cada uno con sus cosas, que nos lleva años de ventaja. Yo me imaginaba a un tipo paseándose con la camiseta del Madrid por Pamplona y sentía escalofríos. Hoy todo eso ha cambiado, afortunadamente, puedes ver camiseta blancas por la Estafeta sin problema.

Y aunque nunca seré ya del Madrid, de la madriditis me fui quitando a la misma velocidad que del Barça, empeñado en ser un equipo pequeño, local, que expulsaba sin miramientos a muchos de sus aficionados que pasábamos de sus compromisos ideológicos, políticos, identitarios porque nosotros no pertenecíamos a esa identidad . Solo sería del Madrid en una ciudad del mundo, Barcelona. Si tuviera que vivir allí, Dios me libre de acabar en un destino tan aburrido, tan paleto, tan mal iluminado, lo primero que haría es tener localizado el himno merengón para ponerlo en el coche al parar en los semáforos.

En realidad yo hoy quería hablar de Osasuna, pero es que no hay mucho más que contar. Soy de Osasuna porque lo soy, punto. No podría no serlo, está dentro, se nace, nace, brota, es imposible no serlo. Es tu naturaleza. Lo soy desde siempre, tanto, que no recuerdo ni haberlo elegido. No concibo no serlo, ocurre, se te da dado, no hay que explicarlo. Es como tener los ojos marrones o azules o negros o verdes. Sucede. Eres tú, como tu nariz pequeña o grande, tus orejas cerradas o abiertas. ¿Qué vas a explicar de eso? Nada. Si quisieras modificarlo tendría que ser siempre por métodos externos, quirúrgicos.

Recuerdo muchas veces la final de Copa del 2005 porque en mi casa de Madrid nos metimos casi 20 personas a dormir. Hasta en la cocina te encontrabas gente tumbada. Aquello fue una locura, Sanfermines a la madrileña. Una fiesta alegre y excesiva, como son esas cosas cuando tienes veintipico años. Un día inolvidable de fútbol y amigos.

Camino del Calderón, en mi fatalismo habitual, como sabía que íbamos a perder, solo suplicaba al diosito del fútbol una cosa. Tener la oportunidad de celebrar un gol que sirviera de algo. Como el de Aloisi en el minuto 84 que empataba el partido y que nos llevaba a la prórroga. No he celebrado un gol en un estadio tanto en mi vida.

Es imposible, no voy a dejar de ser fatalista a estas alturas ya de la vida, pero ojalá, ahora que solo falta una eliminatoria para meternos en la final, lo logremos de nuevo. Nada me aparecería más que volver a vivir un día como aquel, con los amigos de siempre, por los amigos que ya se fueron en estos 18 años que han pasado... 18 años ya. Qué rápido va esto del vivir, y de lo poco intacto que conservamos ya muchos es ese osasunismo dentro más sólido que nunca. Y eso es todo.
 


  • Los comentarios que falten el respeto y que no se ciñan al tema de la noticia, podrán ser eliminados.
  • Cada usuario será el único responsable de sus comentarios.
Ojalá otra final de Copa del Rey con Osasuna