- martes, 03 de diciembre de 2024
- Actualizado 20:58
Las urnas han hablado y el mensaje que han mandado los votos es claro. El partido de la Eta lleva señalando el camino hace años y quizás es hora de que comencemos a transitarlo. Hemos llegado a un punto asfixiante de no retorno. Pamplona debe de iniciar un proceso de autodeterminación, de manera urgente, para independizarse de Irroña. Cuanto antes mejor, por el bien de todos, por salud mental.
Que Irroña no tiene remedio ya lo sabíamos hace tiempo. Hace siglos, seis concretamente, que este año se cumplen los seiscientos años de semejante documento siniestro, pero como no se estudia historia pues se va olvidando la cosa.
Pamplona como ciudad no existe, asumámoslo, es un invento de hace poco más de medio milenio de un rey francés y una reina castellana, que se casaron, por cierto, en Soria, y que se empeñaron en tirar las murallas de los burgos, donde nos sentíamos cada uno cómodos en nuestra identidad local, para que convivieran los que no querían convivir.
Y salió mal, claro, tanto, que arrastramos las consecuencias de semejante chocholada antinatura hasta hoy. Incluso el propio rey de Navarra, él pronunciaría Navaggggga con su acento gabacho, se dio pronto cuenta de su error sin solución y dejo el Frankenstein dando tumbos, penando por la historia futura.
Carlos III, aburrido de la ciudad artificial que había creado -los de San Cernin, la Navarrería y San Nicolas seguirían a hostias como siempre-, se hizo construir un palacio descomunal en Olite para dejar la capital por imposible. Ahí os quedáis, yo me piro a cazagggg y a disfrutagggg de la vida y del mejogggg clima que hace pasado el Cagggggascal.
Hay al menos dos ciudades: Pamplona e Irroña. Dos bloques que no se soportan condenados a compartir ayuntamiento barroco cuando es imposible. Uno de esos bloques además, el que ocupan los aberchándales de Irroña, ve bien que se mate a la población contraria sin ningún tipo de remordimiento ni arrepentimiento. Hay que ser valientes, quizás sea el momento de comprar las tesis del aberchandalato e iniciar un proceso de autodeterminación para por fin romper la ciudad en dos o tres, si quieren su burgo de San Miguel los votantes del PSN. Liberémonos todos de nosotros mismos, volvamos a la configuración clásica de burgos y aquí paz y después gloria.
Por lo demás, poca cosa. Txibite hará lo que le ordene Sánchez, como ha ido sucediendo religiosamente hasta la fecha, así que habrá que seguir esperando a que decida el zombi de la Moncloa qué tiene preparado para los navarros.
El futuro de la comunidad foral seguirá estando fuera de Navarra. Si Sánchez decide que ya se la pela todo, sin aceptar que ha reventado al Psoe como partido nacional con sus pactos con los terroristas vascos y los golpistas catalanes, pues dejará que Txibite le dé el sillón consistorial de Pamplona al partido de la eta, para seguir teniéndolos contentos, y poder volar una vuelta más en el Falcon.
Los pactos con Bildu al Psoe en España lo ha matado. ¿Aprenderán que pactar con crimínales a los únicos que beneficia es a los crimínales o seguirán por esa vía hasta desaparecer? Iremos viendo, que hay más días que chistorras. Y eso es todo.