• martes, 23 de abril de 2024
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Opinión / A mí no me líe

El PSOE siempre supo que Sánchez era un peligro

Por Javier Ancín

Y con esa ambición delirante que tiene por relleno, se juntó con un friki del partido que no era nadie, un mindundi sin cargo, un militante más que de base de sótano, que le hizo de chofer, Santos Cerdán.

Pedro Sánchez junto a Maite Esporrín, Toni Magdaleno, Santos Cerdán y María Chivite en mitin electoral en Pamplona

Quien primero vio venir a Sánchez fueron los suyos, que lo echaron del PSOE en cuanto intuyeron sus planes. Le quitaron la llave de Ferraz, cambiaron la cerradura, le dejaron sin despacho y lo pusieron en la calle. Vete y déjanos tranquilos. Adiós.

Lo que pasa es que en vez de enterrarlo y con él su ansia salvaje de poder, de control totalitario del poder, de antidemocrático uso del poder, lo dejaron dar vueltas con un coche de sede en sede pensando que se aburriría de enredar.

Sánchez, con una mano delante y otra detrás, en vez de hacer lo que cualquier persona normal, irse de donde no te quieren, de donde te han expulsado, volver a casa y olvidarse del asunto persistió de un modo enfermizo, ciego, vengativo.

Serás mía... sede del PSOE. Y desde ahí destruiré todo lo que se ponga por delante para seguir en el poder, para no soltarlo, para retenerlo, para poseerlo. Todo será mío. El país también. El rencor como motor político, como combustible. Dentro de Sánchez no hay nada. Ni una idea más allá del control total, del asalto al estado. Todo en él es solo ambición.

Y con esa ambición delirante que tiene por relleno, se juntó con un friki del partido que no era nadie, un mindundi sin cargo, un militante más que de base de sótano, que le hizo de chofer, Santos Cerdán, y se echaron a la carretera para recorrerse las sedes del PSOE.

El PSOE dejó hacer al personaje creyendo que podría rematarlo en un primarias y le permitió presentarse. Lo que no sospechaban en el partido era que ya había envenenado a la militancia, que para eso es militancia, feligresía fanática. Qué más quiere un afiliado que encontrar un líder que le prometa aún más de lo que siempre ha soñado, convirtiéndolo de paso en moderado para sí mismo.

Radicalizándose Sánchez hasta el infinito hizo pasar a sus feligreses radicales, que no querían frenos ni del aparato del partido, para eso se alistan a esa ideología, por razonables. Y por eso consiguió sus votos. Y por eso ganó las primarias al aparato.

Yo os llevaré al paraíso político porque no tengo freno, porque estoy dispuesto a todo, a destrozarlo todo con tal de que durmáis allí... donde necesitaréis a un caudillo totalitario que yo encarnaré para que vuestro sueño sea completo.

Eso si se quiere creer el relato oficial, porque el oficioso, del que no se quiere hablar, es aún más terrorífico. Por detrás, en voz baja, el propio partido te dice que hubo un pucherazo, que aparecieron urnas repletas de votos que tenían los sanchistas tras una cortina para forzar la victoria de su líder. Te enseñan hasta los vídeos si quieres.

Una vez tomando el partido Sánchez continuó con su plan. El estado, al completo, será mío o no será. Y el monstruo se dedicó a romper todos los contrapesos con los que nos habíamos dotado para evitar lo que está ocurriendo ya, que una única persona tome el control total del estado desde dentro.

Hoy asistimos al golpe último de Sánchez para hacerse con el Tribunal Constitucional, que es quien tendría que tirar para atrás todas las leyes suicidas que ha ido sacando adelante con sus socios golpistas y terroristas. A ver quién consigue desalojar a semejante personaje sin escrúpulos, ciego de poder, más que del gobierno, del propio estado. Esto acabará mal, sobre todo porque el PSOE está con Sánchez a muerte, no hay ni un Besteiro dentro. Y eso es todo.


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El PSOE siempre supo que Sánchez era un peligro