• lunes, 29 de abril de 2024
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Opinión / A mí no me líe

Hay que volver a las bolsas de plástico en el supermercado

Por Javier Ancín

Hace unas semanas salí de un supermercado, conocido supermercado se solía decir antes en estas crónicas de sucesos, con mi compra metida en una bolsa de papel, que es lo que te ofrecen, previo pago de doce céntimos, para llevarte tus víveres a casa. Sin haber recorrido ni 20 metros por la acera se me rajó. Lo sostenible sólo es un timo más... y caro.

Resultado de la maniobra: una botella de vino de diez pavos estampada contra las baldosas, cristales por todos los lados y el suelo teñido de rojo, como en los asesinatos de las películas. Intenté apartar los cascotes pero era imposible, con la mano era inviable por el cochocho formado y con el pie me pringaba la zapatilla de nauseabundo aroma sanferminero, así que huí de la escena con lo que pude rescatar de la compra en mis brazos, sin mirar atrás.

Que lo recoja el gobierno, que seguro que con el pastón que cuestan estas bolsas inútiles para el trasporte, sacan un buen puñado de euros en iva de ellas. Y allí se quedó el salchucho ecofriendly.

Esto debe de ser lo sostenible, me dije, lo moderno, lo verde, que no podamos llevar nuestra compra a casa, dejando todo hecho un cristo, porque las bolsas de materiales orgánicos no sirven ni para el postureo, que es sacarte con ellas un selfi y seguro que desaparecen degradados por el flashazo.

Antes nada de esto pasaba, cuando había bolsas de plástico que luego reutilizábamos para mil cosas diferentes: desde meter las chancletas para ducharte en el gimnasio a llenarlas de envases para bajarlos al contenedor de reciclaje. 

Hace años todo funcionaba mejor, el plástico era un aliado e incluso yo reciclaba. Hoy no tengo ni tarjeta para abrir los contenedores, me robaron la cartera en una villavesa concurrida, imagínate dónde cae la bolsa con las piedrecitas de las cagadas del gato, a pito-pito-gorgorito.

El Gobierno de Navarra con los votos del PSOE, el partido de la eta y demás aberchándales acaban de aprobar un nuevo impuesto para el plástico así que la cosa más que mejorar, empeorará, pero de forma ecológica, tranquilos. Esto al final siempre va de lo mismo, de sangrarnos más a impuestos para salvar las ballenas y a las focas, mientras tú, humano, te hundes más en la miseria de un presente sin salida, sin escapatoria.

Con lo que no cuenta Txibite es que nos defendamos, aunque sea de forma pasiva. Cuando llegué a casa abrazado a los restos del naufragio, abrí la aplicación del móvil de una plataforma comercial china, ahí aún no tiene mano ni el gobierno de Navarra ni el de España, y pedí, a mitad de precio que las de papel, un taco de 100 bolsas de plástico de las de toda la vida que he metido en el maletero del coche para ir utilizándolas en el súper.

Ahora vivo con miedo, al confesarlo, de que Txibite de orden a los forales para montar redadas y detenernos a punta de fusil de asalto con el alijo de bolsas de camiseta, por terroristas climáticos peligrosísimos. Y eso es todo. 


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Hay que volver a las bolsas de plástico en el supermercado