Los políticos se inventan problemas que no existen y les aplican soluciones que básicamente se basan en paladas de dinero público tiradas a la basura y a sus bolsillos.

Resignificar piedras, tejas, escalones… ¡ladrillos, cables! Resignificar una cúpula o una columna, una canaleta de desagüe de lluvias, una alcantarilla. Resignificar una ventana. Le resignificamos lo que quiera, señora, ha llegado el resignificador a su calle. ¿Quiere usted que le resignifiquemos el armario del dormitorio? Llame al compañero socialista Koldo y se lo empotra en un periquete. Pum. Sello de calidad. Resignificado.
¿Los pisos que alquilan los del PSOE para sus putas, cuando las putas los abandonan, hay que iniciar también un proceso de resignificación antes de alquilarlos de nuevo? A lo mejor es lo suyo, no sé. Podríamos poner una chapita en recuerdo: “En este edificio con vistas a la socialista sede de la calle Ferraz, el número dos del PSOE, ministro feminista y mano derecha del presidente Sánchez, le puso un piso a una puta”.
El otro día me estuve partiendo el culo viendo el Nodo de la visita de Franco a la Chantrea. Ahí estaba el heroico y revolucionario barrio conflictivo aclamando al dictador con una fervorosidad y un despliegue de pancartas digna de manifa actual de Bildu. Qué aplausos, tú.
Me descojono solo escribiendo estas líneas imitando la voz de Matías Prats, confieso. “En el moderno barrio de la Chantrea se concentran los beneficiarios de la obra Francisco Franco”, dice la vocecilla en off del noticiario. Luego añade las palabras del discurso del ministro secretario del movimiento -joder, en la visita al barrio estaban todos los jerarcas del franquismo, la virgen-: “En este acto se exalta el afán de justicia social que el movimiento nacional viene propugnando desde su iniciación”. Anda, mira, otros socialistas.
La mitología que se han inventado los aberchándales, como la TX, es que es un barrio que se construyeron ellos. Sí, de la nada, como quien llega a un descampado y levanta una ciudad nueva con su dinero. Y nada menos que en pleno franquismo, ojo. Vamos, no me jodas. Hoy esto se llenará de gente que lo asegurará, veréis, como miles afirmaron que vieron lo del perro y la mermelada en la tele.
La realidad es que si hay un símbolo del franquismo en Pamplona, ese es ese barrio. No hay nada más franquista, ideológicamente franquista, planificadamente franquista que la Chantrea, por eso lo fue a visitar Franco y sus ministros, por eso del discurso ese de justicia social y tal. ¿Lo demolemos también? Mayor resignificación que tirarlo entero y empezar de nuevo no se me ocurre.
¿Si mañana el PSOE deja su sede del paseo de Sarasate, hay que resignificar el edificio y demolerlo?
La iglesia católica, que es mucho más sabia que el aberchandalato socialista de Navarra, y por eso lleva dos mil años con el negocio abierto, esto te lo soluciona de una forma más práctica porque sabe que los edificios no significan nada. Si lo que hay dentro es el mal, basta practicarle un exorcismo para expulsarlo, sin tocar ningún ladrillo. Incluso los que han sido iglesias pueden cambiar su uso tal como están, sin hacer nada en las tejas, que con un sencillo ritual quedan desacralizados y pueden ser usados para lo que te apetezca. Aquí en Pamplona hay antiguas iglesias que son salones de actos, restaurantes…
¿A todo esto, qué es resignificar? Acudo al diccionario de la RAE para tener un poco más de luz y, sorpresa, no está el verbo. Era de esperar. Los políticos se inventan problemas que no existen y les aplican soluciones que básicamente se basan en paladas de dinero público tiradas a la basura y a sus bolsillos, que de esta resignificación alguno de ellos también ganará una pasta, seguro. Y eso es todo.