• sábado, 27 de abril de 2024
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Opinión / A mí no me líe

Uxue Barkos progresa hacia un pasado de Navarra inventado

Por Javier Ancín

Progreso y aberchandalismo son dos términos antitéticos, bien porque te hayan metido un tiro en la cabeza, que entonces no progresas mucho, te lo cortan de raíz, desangrándote; o porque a lo único que aspire un aberchándal es a ponerte a bailar porrusaldas.

Rueda de prensa de Uxue Barkos para presentar líneas maestras del programa electoral para la próxima legislatura. PABLO LASAOSA

Esto de las palabras tiene su miga. Y su corteza, dura, como la cara de algunos políticos.

A veces ya no significan nada, como "expertos", quemada por Sánchez en la pandemia; "datos", que ya no remiten a asunto verdadero, quemados por falsos tras la pandemia, también por Sánchez. Y otras dicen lo contrario de lo que que se supone que tendrían que designar, por ejemplo, progreso o progresista, que tanto le gusta soltar a Barkos con k.

Cada vez que doña, con i latina, Uxue habla de gobiernos progresistas, un gatete decimonónico muere en Euskkkalerría.

Progreso y aberchandalismo son dos términos antitéticos, bien porque te hayan metido un tiro en la cabeza, que entonces no progresas mucho, te lo cortan de raíz, desangrándote; o porque a lo único que aspire un aberchándal es a ponerte a bailar porrusaldas, como en el siglo XIX, en alguna campa con mucho barro, vino áspero y sonido del italiano acordeón diatónico amenizando la milenaria tradición. Milenaria de 1889, que ese es el año en el que por primera vez aparece escrito ese instrumento relacionado con lo vasco, concretamente en una romería de Urquiola.

El progreso como pasado, a lo que vamos. Una cosa loquísima.

Esto del aberchandalismo es una asunto curioso. Toda su identidad la basan en unos años remotos, anteriores a la conquista romana de los que se sabe entre poco y nada, es decir, puedes inventarte lo que quieras, que cuela para tu corpus ideológico siempre; y después saltan casi 2000 años para centrarse en el siglo XIX, que es de donde extraen prácticamente toda la milonga kitsch de coros y danzas regionales.

Lo que pasó en medio, la historia heroica y gloriosa de miles de vascos que hicieron cosas increíbles, epopeyas reales que dejarían boquiabiertos a todos los niños si se las contaran, no les interesa porque la consideran española. La historia vasca, la real, esa de marinos y conquistadores, de empresarios y científicos, de grandes políticos y altos funcionarios, de pensadores, de escritores, de artistas.... de avances, de futuros, de cultura culta, de elevada cultura, refuta su propia paranoia aberchándal, por eso se la regalan a su enemigo español, por eso la silencian.

Debe de ser el único caso conocido de grupo social que prefiere desprestigiar su propia historia de vencedores, para quedarse con un relatado inventado de perdedores con el que llorar cada puñetero día del año. Esto ya lo dejó escrito en bonito Juaristi, la melancolía de añorar un pasado inventado en forma de bucle que justificara sus idas de olla.

Todo este imaginario desquiciado aberchándal llegó al paroxismo cuando decidieron ponerse a pegar tiros contra los que les acusaban de falsear la historia para poder llorar más y mejor. Se han pegado 50 años matando para perder, que si les decías que era mentira la derrota, el sometimiento, que eran un pueblo de ganadores, te metían dos tiros en la nuca.

Bueno, que eso, que Uxue Barkos, progresista, dice... sí, mucho, con te equis. Como los amish, esos aberchándales hijos de Utah. Y eso es todo.


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Uxue Barkos progresa hacia un pasado de Navarra inventado