Nueva temporada en El Sadar, nuevo entrenador, nuevos ánimos rojillos, nuevo ciclo presidencial y ánimos rojillos renovados; todo ello se aglutinaba en un estadio lleno, como siempre, y temperatura veraniega para presenciar un encuentro que a todos nos parece ya muy importante para Osasuna. Después de lo visto en el Bernabéu, teníamos confianza en nuestro equipo y poder sacar los tres puntos adelante para navegar con cierta tranquilidad desde el comienzo.
El entrenador pone sobre el césped un once muy tradicional, aparentemente, con las novedades obligadas por lesión o sanción y que se traduce en un 4-2-3-1 debido a la inclusión de Moi y Víctor que han hecho cambiar la cara al equipo que estábamos acostumbrados a ver en El Sadar y que, debido a su movilidad, el esquema cambiaba constantemente de posicionamiento, desorientando al Valencia en muchos momentos del encuentro.
Nos han sorprendido algunas cosas de entrada: el nuevo diseño del calentamiento, la posición de Moi como generador de juego, el descaro de Rosier como si llevara años en Osasuna, la posesión de balón que tanto habíamos echado en falta con el fin de no regalar nada, la velocidad y desborde que posee Víctor Muñoz y, por fin, un debutante de la cantera, Osambela, en Primera División; demasiadas cosas para un solo encuentro sin dejar de ser Osasuna. Enhorabuena, míster.
Con todo ello, Osasuna ha propuesto un partido descarado desde el comienzo a un Valencia que siempre nos ha incordiado y hoy no iba a ser menos. Una buena jugada de los rojillos trenzada finaliza en un gran pase de Rosier y un no menos cabezazo del de siempre, Budimir: 1-0 y gran fiesta en el estadio; aquello parecía fácil y más cuando, en una sorprendente contra desde Sergio a Víctor, termina en falta y expulsión por ocasión manifiesta de gol.
Lo que parecía allanar el encuentro se convierte en un estancamiento del juego por ambas partes, especialmente en la segunda parte, que hace que el aburrimiento deportivo aparezca hasta el final. A partir de esto, los entrenadores juegan sus bazas: Osasuna quiere los tres puntos como sea y monta una defensa de cinco alta por aquello de bombear balones y contando con algún contraataque para asegurar el resultado. Estaba claro que los nervios llegarían en los minutos finales, pues el 1-0 era un riesgo que flotaba en el ambiente; incluso hubo un gol anulado al Valencia por fuera de juego claro, menos mal.
De todas formas, me ha gustado el equipo, me ha gustado la dirección desde el banquillo, me ha gustado el descaro para manejar el balón que pensábamos que se les había olvidado y, sobre todo, las dos adquisiciones para esta plantilla que ha subido con ello muchos enteros.
Al entrenador le diría que vaya a su trabajo y que no se asuste del penalti de Madrid ni de la expulsión de Bretones; con eso ya contamos, pues esas mismas faltas y sus correspondientes sanciones no habrían sido las mismas si los jugadores vistieran de blanco o azulgrana.
¡Aúpa Osasuna!