• jueves, 18 de abril de 2024
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Opinión /

Cataluña, en una gravedad extrema

Por Jorge Tudanca

Pena la sociedad que se incline y resigne de forma lacaya y servil ante semejantes filibusteros engreídos.

La mesa del Parlamento catalán, con Roger Torrent a la cabeza.
La mesa del Parlamento catalán, con Roger Torrent a la cabeza.

Leí con sorpresa, bueno a estas alturas de la película, si soy sincero, sin sorpresa alguna, que el flamante Presidente del Parlamento catalán o lo que en realidad sea, dirigió una carta al juez instructor del caso “aquí no ha pasado nada” o “si ha pasado era simbólico”, solicitándole, que en virtud de no sé qué inexistente resolución de las Naciones Unidas de la Real Federación de Republicas de la Galaxia y del más Allá, tenía que permitir que, un tal “Jordi yo no he hecho nada o si lo hice era simbólico“ y que está en prisión, según parece, por todo lo contrario, acudiera al Parlamento para someterse como candidato a President de Cataluña, en la sesión de investidura convocada al efecto.

Solicitud a la que el juez requerido dijo nooo, nooo, nooo. Negativa que, según parece, a D. Flamante Presidente no le sentó nada bien, lo que le llevó a convocar a los miembros de una mesa muy importante que hay en el Parlamento que preside, para someter a la consideración de los convocados, querellarse contra tan desobediente juez, por prevaricador, a lo que los amigos de D. Flamante Presidente dijeron, siiii, siiiii, siiii.

Pues bien, lo antes narrado, pese al tono utilizado, no deja de ser de una gravedad extrema y preocupante que pone de manifiesto que los actores de tan pésimo sainete, no caben desde luego en la definición de fachas, ni en la de comunistas, ni en la de políticos de derechas o de izquierdas, pues sencilla y llanamente caen de lleno en el concepto de genuinos y auténticos totalitarios, dicho en el sentido más preocupante, repulsivo y grave de la palabra.

Ellos, además de parlamentarios, se han debido autoerigir en líderes supremos, en representantes idolatrados, en mesías del gran pueblo elegido, llegándose a creer en su locura de odio, ensoñación y caudillaje, que sus aspiraciones políticas y humanas están por encima de todos y de todo.

Ellos como totalitarios que son, se ha transformado en la sede y residencia de los cuatro poderes, son legisladores (pues dicen lo que es ley y lo que no lo es), son gobernantes (pues pretenden organizar los poderes públicos a su antojo), son  jueces (pues son los que deciden como, cuando y donde ejecutar su "ley") y son macarras (pues amenazan con aplicar su "ley", si su otra "ley" no es aplicada por el que, según parece, consideran su vasallo).

Eso si a demócratas, se creen que no les gana, ni la Democracia misma, pues  ellos, según su alucinógena visión de la realidad, son su virtuosa y resplandeciente encarnación, ni a dialogantes tampoco, pues ellos son el único y verdadero Dialogo hecho carne.

Cuando actuaciones como las narradas al inicio de este escrito y otras muchas por todos conocidas, lo que si evidencian y ponen de relieve, es que detrás de un aparente aspecto de políticos respetuosos, modernos y progresistas se esconde una caricatura, trasnochada, cadavérica, vieja y corrompida de la democracia y una falta de respeto absoluto hacia quienes piensan y no digamos hacia quienes no piensan como ellos.

Pena la sociedad que se incline y resigne de forma lacaya y servil ante semejantes filibusteros engreídos, nacidos en, no se sabe que terreno, abonado, eso sí, con el estiércol del odio, la segregación, el desprecio y la inquina.

Malos y preocupantes tiempos los que nos están tocando vivir, pero no perdamos la esperanza, por poca que esta sea, de que los vientos rolen hacia mejores puertos, pues de mantenerse como hasta ahora, mucho me temo nos lleven al de la discordia y el enfrentamiento, lo que espero y deseo, por el bien de todos, que así no sea.


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