La estrategia del actual PNV pasa por controlar sin mover mucho el árbol al frente unido de izquierda radical-abertzale para seguir en el poder, aliado como está ahora con el líder del PSOE.

La estrategia del actual PNV pasa por controlar sin mover mucho el árbol al frente unido de izquierda radical-abertzale para seguir en el poder, aliado como está ahora con el líder del PSOE.
En la reciente celebración del Día de la Patria Vasca, el debutante presidente del PNV realizó manifestaciones, según recogen los medios, como: “La patria vasca ha sido siempre integradora: ese ha sido el secreto de su éxito y su perdurabilidad” y “No sé si el siguiente líder del partido se apellidará Aguirregómezcorta, Martínez, García o puede que hasta Hasan, Diop o Iriarte o quizá Dupont, Popescu o Barinagarrementería, de lo único que no tengo absolutamente ninguna duda es de que su única patria será Euzkadi”. El lehendakari Imanol Pradales Gil fue algo más contundente: “Somos una nación y no vamos a permitir que impidan el avance del autogobierno, nos tendrán enfrente y de frente”.
Aitor Esteban, presidente del PNV, segundo partido político más antiguo de España (con varias escisiones y complejo decurso histórico), acostumbrado a la ortodoxia parlamentaria, de sutil ironía y ágil discurso, dilatada permanencia en el Congreso español, siendo por ello reconocido por la citada Cámara, lógicamente, no me acaba de despejar las dudas sobre esa patria integradora y si ese concepto pudiera incluir a la única Comunidad Foral del Reino de España.
La Patria-Nación por la que abogaba el fundador del PNV hace 130 años, esgrimía argumentos de tipo identitario, que comenzando por la raza: origen y apellidos, catolicismo, quedan desvirtuados ante el discurso del Sr. Esteban Bravo, actual presidente. Asimismo, la unidad cultural, la vuelta nostálgica al pasado, “esencializar la cultura como ruralidad, es reduccionismo, es tener miedo al cambio cultural” (Ángel Aguirre Baztán, catedrático de etnografía U. de Barcelona) y en todo caso son aspectos que no tienen por qué ser excluyentes.
El euskera queda en evidencia ante opiniones de cualificados historiadores y profesores que consideran que la lengua es un instrumento de comunicación y no una seña de identidad colectiva, y me refiero a los Tajadura, García-Sanz, Iñaki Iriarte, o P. Monteano, y como detalle lo que afirma el historiador L. Landa sobre el vocablo “agur”, que procede del latín "augurium" y significa buen agüero o buena suerte.
Y respecto a los límites de esa quimérica patria-nación, además del parque temático de la isla foral, tengo la duda de si alcanzaría más allá de la muga actual con Burgos, La Rioja o la costa de Cantabria, pues no creo que el Estado francés permita traspasar sus fronteras. El citado Ángel Aguirre escribía hace tiempo: “el colmo de la patología de la identidad es el anexionismo. No sienten su territorio como un cuerpo total por lo que acosan a los otros”.
Son múltiples los documentados escritos y publicaciones del prolífico escritor Víctor Manuel Arbeloa sobre el nacionalismo vasco, entre los que recojo subtítulos como: “Un concepto soberanista, de nacionalismo, es aquel convertido en verdadera ‘religión de sustitución’, que tiene la nación como entidad divinizada”, o en el que se preguntaba hace algo más de un año: “¿Puede haber un partido nacionalista moderado?” y al final de dicho escrito se contestaba: “Lo hubo. La Comunión Nacionalista Vasca, que así se llamó en Navarra de 1913 a 1930”.
Destacaré un artículo suyo, más reciente, que titulaba: “Izquierda española y nacionalismo vasco” y añadía: “Bildu va devorando poco a poco y hábilmente todo lo que se llama izquierda en Navarra y País Vasco”.
Ante ese escenario, opino que la estrategia del actual PNV pasa por controlar sin mover mucho el árbol al frente unido de izquierda radical-abertzale para seguir en el poder, aliado como está ahora con el líder del PSOE. Algo nada ajeno al PNV y sus franquicias, táctica que tan bien han practicado hasta ahora el Sr. Esteban Bravo y sus antecesores, en ámbito nacional y en su Comunidad Autónoma, sin prisa y sin pausa, aproximarse a su machacón objetivo de esa “ansiada” patria integradora.
“España no es un simple trámite legal cumplimentado en 1978, ni ese lugar grotesco y uniforme que algunos profetas dibujan desde el caudillismo de sus naciones imaginarias. Tampoco una suma de comunidades homogéneas” (párrafo del vasco G. de Cortázar, catedrático de historia, en “Viaje al corazón de España”).