¡Cuándo llegará el final de Liga! ¡Qué triste esperar una derrota en cada partido! En la visita al Betis tardó cuatro minutos en llegar el primer gol. El empeño de los jugadores choca con deficiencias tan severas sobre el campo y en el banquillo que soñar con una victoria se ha convertido en quimera, lleva camino de la utopía. O de la casualidad.
Malo será que no haya una victoria en los diez partidos que quedan para superar la peor marca histórica del Sporting, único objetivo que queda en esta Liga. El cuerpo técnico podría proyectar un plan alternativo para el final de temporada, una explicación que ayude a entender esto o que regale un mínimo de ilusión, pero tampoco. O no quiere, o no sabe.
En el Benito Villamarín volvió a dar pena la debilidad rojilla. Los jugadores luchan y luchan contra el ridículo, es su lucha la que mantiene al aficionado frente al televisor, pero, claro, todo es relativo. Después de encontrase con dos goles regalados, al Betis, seguro de la victoria, no le queda otra que esperar y aprovechar la ocasión de lucirse. Que Kodro dispare al larguero o Roberto Torres dispare al mono con toda la portería delante suya no pasan de ser meras anécdotas. Además, al pésimo espectáculo que sufre sobre el césped se le suma lo mal que se están haciendo las cosas en el club.
Esta semana ha saltado la noticia de que Osasuna, como el cuatripartito, también discriminará a los navarros con el euskera, que primará en la contratación de sus trabajadores. Vaya por delante que considero a la Lingua Navarrorum patrimonio de la humanidad y me enorgullece que mi club sea el único de Primera División nombrado con ella. Hay que mimar este bien cultural, pero nunca imponerlo, manipularlo, ni utilizarlo como arma política (una lengua, un país) o discriminatoria. Osasuna merece los mejores profesionales y éstos no son necesariamente quienes hablen euskera. El jardinero debe saber cortar y peinar el césped, no ganar un concurso de bertsolaris.
El euskera ha entrado en Osasuna en pasos tan lógicos como naturales, nunca forzados. A nadie ha extrañado su presencia. De no figurar para nada, apareció primero de forma testimonial hasta hacerse un paulatinamente presente en el boletín, la megafonía, los comunicados, etc. Efectivamente, para dar estos servicios el club necesita personal capacitado. O lo tiene o lo contrata. A partir de ahí, resulta comprensible que el euskera constituya un plus para quien atienda la ‘ventanilla’, pero lo demás no es otra cosa que plegarse a exigencias políticas extemporáneas, que han entrado en el borrador de estatutos vía Graderío Sur, es decir, consigna partidista.
Porque, no olvidemos cómo se ha fraguado el acuerdo de proponer semejante chapuza para la modificación de estatutos. En una reunión con socios de Graderío Sur, Fran Canal (acompañado del gerente y un directivo, ni siquiera el presidente) así lo concretó. ¿Qué entiende ni sabe Fran Canal del euskera? Le da igual. Cada día demuestra de manera más clara no comprende un carajo a esta tierra. Todo se la trae al pairo, todo lo que no signifique asegurar sus diez mil al mes de la manera más cómoda posible. Una vergüenza. Jamás había alcanzado Osasuna estas cotas de desgobierno.
Un cáncer este Fran Canal. A lo dicho, un día habrá que hablar largo y tendido de este personaje. Además, ¿no leyó un fabuloso artículo sobre las “amistades peligrosas”, que tan caras le han salido ya a esta directiva? Fran Canal no sabe que el euskera tampoco gana partidos.
Volviendo al Benito Villamarín, que es de lo que se trataba de hablar hoy, lo primero que viene a la cabeza se llama Rubén Pardo. ¿Por qué no vino cedido a Osasuna en lugar de recalar en el Betis? Posiblemente, a Vasiljevic, tan ocupado en otros menesteres, ni se le ocurrió hablar con la Real. Es lo que hay.
No obstante, volviendo al partido, ahora sí, toca elogiar el profesionalismo de la plantilla para aguantar el tipo hasta el pitido final. El hecho de contar a su favor el conformismo de los béticos no oscurece el empeño para buscar el gol y lograr un resultado digno. Pero, claro, ni un gol. Por lo demás, algunos detalles positivos siempre afloran, caso de Aitor Buñuel, con un gran futuro en este gran club llamado Osasuna pese a que tantos traten de hacerlo pequeño.