• viernes, 19 de septiembre de 2025
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Opinión / Tribuna

María Chivite y el palo del gallinero

Por Juan José Echeverría

La magnitud del supuesto latrocinio de la banda de Cerdán, compuesta por familiares, cuñados, amigotes, compañeros de francachelas y clientes del oficio más antiguo del mundo, es tan grande que el propio juez instructor de la causa la define como “portentosas en ingentes cantidades de dinero”.

Una imagen creada con IA.
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Entre mis recuerdos de la infancia está aquel del gallinero en casa de mi amatxi, casa en la que mis hermanos y yo pasábamos completas las vacaciones escolares de verano. En aquel gallinero, como en todos los demás, había un palo suspendido del techo con unas cuerdas, y que se mantenía sin contacto con el suelo, a una altura solo accesible para sus usuarias, en el que las susodichas se refugiaban para situarse a salvo de intrusos malintencionados.

Las gallinas dormían en él, y entre sueñecito y sueñecito iban largando sus deposiciones, dejando al pobre palo y al suelo situado bajo el mismo hecho un verdadero asco. Los residuos del suelo se recogían regularmente para su uso como abono, pero el palo se quedaba sin mantenimiento, bien recubierto del preciado guano.

Supongo que de ahí viene el dicho “tiene más mierda que el palo de un gallinero”, que se utiliza para describir personas o lugares realmente carentes de higiene.

Como carente de higiene ética y política se está revelando el entorno del que fuera hasta hace bien poco el Secretario de Organización del PSOE, Santos Cerdán. El gallinero del partido socialista, tanto en su sede de Ferraz como en su sucursal navarra del Paseo de Sarasate, tiene su propio palo, en el que se refugiaba el entorno del señor Cerdán, y que, a la vista de lo que ya se sabe por los informes de la UCO y de la Oficina Anticorrupción, está absolutamente cubierto de guano, por no utilizar una palabra más descriptiva (al fin y al cabo al guano se le saca un buen aprovechamiento, mientras que lo que esta gente ha dejado en el palo no tiene aprovechamiento alguno, salvo para ellos).

La magnitud del supuesto latrocinio de la banda de Cerdán, compuesta por familiares, cuñados, amigotes, compañeros de francachelas y clientes del oficio más antiguo del mundo, es tan grande que el propio juez instructor de la causa la define como “portentosas en ingentes cantidades de dinero”. ¿Cómo es posible que en el gallinero de Ferraz o de Sarasate nadie percibiera el olor del palo en el que reposaban?

¿Cómo es posible que Sánchez o la señora Chivite, tan vinculados hasta hace unos días con Cerdán, no percibieran esa peste? No es creíble, por mucho que ambos se empeñen en relatar que no se dieron cuenta de nada. Con un vicesecretario general en Navarra, Ramón Alzorriz, con su pareja en la corte de beneficiarios de Servinabar, una empresa de 12 trabajadores que también contrató a la hermana de Cerdán, a un exdirector de carreteras, al hijo del secretario general de UGT Navarra y a otros personajes de la trama.

Si descontamos a todos los implicados, apenas le quedan trabajadores a Servinabar que queden fuera de la red corrupta. ¿Cómo no pudo darse cuenta Alzorriz de lo que estaba pasando, estando su pareja en nómina de la empresa? ¿Se lo cree alguien? Si a esto añadimos las turbias obras de su casa realizadas por una empresa coincidente con las de la propia sede del partido y beneficiaria de contratos troceados en Senda Viva, o un tren de vida discordante con sus ingresos, se llega a la conclusión de que el olor de los excrementos del palo del gallinero de la sede del PSN en el Paseo de Sarasate tenía que ser percibido por todos los que por allí pululaban, incluida la Presidenta del Gobierno de Navarra.

Y no solo por la actual. Al parecer también por la anterior, la señora Barkos, que también podría contar con su propio palo de gallinero en Geroa Bai, ya que, al parecer, su marido fue "subvencionado" por la trama y su mano derecha, José María Aierdi, fue responsable de Nasuvinsa en la época de las graves acusaciones de la Oficina Anticorrupción.

Y para tratar de encender el ventilador, se empeñan en extender la comisión de investigación en el Parlamento de Navarra hasta el gobierno de Barcina. Ya puestos, podrían ampliarla a los tiempos de Pompeyo (en cuyo honor se fundó Pamplona) y sus guerras con Sertorio. Eso sí, negándose, con el apoyo imprescindible de EH Bildu, a que ambas, Barkos y Chivite, comparezcan en la misma. Qué lástima, con lo que tendrían que contar y lo que podrían saber sobre los detritus de sus correspondientes palos.

Juan José Echeverría Iriarte
Concejal de UPN en el Ayuntamiento de Pamplona.

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