Alejandro Talavante, Morenito de Aranda, “Hortelano” de Fuente Ymbro y “Juguetón” de Buenavista destacan en un mal arranque del serial madrileño.
- miércoles, 04 de diciembre de 2024
- Actualizado 19:52
Alejandro Talavante, Morenito de Aranda, “Hortelano” de Fuente Ymbro y “Juguetón” de Buenavista destacan en un mal arranque del serial madrileño.
Todo lo bien que comenzó la temporada en Las Ventas nada tiene que ver con el inicio del ciclo isidril que ha encendido ya los ánimos entre la afición más exigente que ejerce ya sus protestas sacando pancartas en los tendidos. Reclaman una mayor transparencia publicando actas de los reconocimientos veterinarios, así como sanciones y análisis post mortem. Exigen el trapío del toro serio de Madrid, cuidar la suerte de varas así como otros elementos esenciales para la lidia como es el ruedo, y que a su juicio, este año es un patatal.
El arranque de la feria en sus nueve primeros festejos deja una asistencia media de 17.682 espectadores diarios, lo que supone una ocupación del 74,85% de las localidades. El primer cartel de “no hay billetes” se colgó el día de la corrida de la prensa, 23.624 personas se dieron cita en este festejo dentro del ciclo continuado pero fuera de abono, dato a tener en cuenta. En el otro extremo, la corrida con menos afluencia de público fue la que abrió feria, 12.482 personas pasaron por taquilla el día que se anunció el hierro de La Quinta.
La corrida de Álvaro Martínez Conradi dio el pistoletazo de salida, el once de mayo, a un mes de toros en Madrid. Encierro fuerte y muy serio por delante con aire asaltillado, y por consiguiente, alejándose de las líneas más puras santacolomeñas de su línea Javier Buendía. El conjunto tuvo fondo de mansedumbre y los que sacaron calidad en sus embestidas pecaron de sosería en exceso, otros fueron muy complicados poniendo el triunfo en misión imposible.
Se salvó el quinto en orden de lidia, solo en la muleta y por su pitón izquierdo, que tuvo recorrido y transmisión en sus embestidas. Le plantó cara el sevillano Javier Jiménez que hilvanó un muy meritorio trasteo pero sin la rotundidad necesaria de Madrid salvo en una de las series por naturales. Esa tarde se esperaba a David Galván que se llevó la peor parte al ser volteado por su primer toro y sufrir un traumatismo en el codo izquierdo que le impidió continuar la lidia.
La seria corrida de El Ventorrillo solo sumó en negativo: mansa, descastada y sin clase alguna. En el país de los ciegos el tuerto es el rey, desde esa perspectiva cabe destacar el lote de Morenito de Aranda: un noblote deslucido primero y un segundo con movilidad. Dispuesto el de Aranda y tarde entregada en una buena actuación en su conjunto muy del gusto de Madrid y que fue premiada con una oreja.
Muy ofensiva por delante fue la corrida de Moisés Fraile con el hierro de El Pilar, encierro bien presentado con el denominador común de la mansedumbre y falta de casta. Noblotes en su conjunto destacó el quinto en orden de lidia, un toro que pecó de sosería y con el que no llegó a acoplarse el diestro David Mora, que para colmo de males, dio un sainete con el descabello y le sonaron los tres avisos.
En el lado positivo de la tarde, queda para el recuerdo y lo premios al final de feria, la actuación de Ángel Otero en el segundo de la tarde poniendo la plaza en pie con dos fantásticos pares de banderillas a un toro manso y violento.
El día del Patrón, San Isidro Labrador, se lidió un encierro bien presentado de la ganadería charra de Montalvo. Corrida astifina, mansa y con las fuerzas justas que dio como resultado un deslucido festejo. Destacó el bravo cuarto con el que no llegó a entenderse Curro Díaz dejando solo muletazos sueltos. El público dictó sentencia al finalizar la faena en división de opiniones cuando el toro ofreció al de Linares un triunfo de los que ponen a todos de acuerdo.
Esa tarde hubo un momento que faltó el aliento a todos los allí presentes, el segundo toro del lote de Paco Ureña lo estampó contra las tablas. Reza el parte médico “traumatismo en rodilla derecha con inestabilidad ligamentosa”, a Dios gracias con lo que podía haber sido. Maltrecho pudo continuar la lidia y acabar con este segundo toro de un lote sin opciones. Completaba la terna Alberto López Simón que sumó más cantidad que calidad con el noblote tercero mientras que el sexto dijo que nones.
El denominador común de la seria corrida de Lagunajanda fue la mansedumbre y la falta de raza. Complicada y desigualmente presentada no dio apenas opciones de triunfo, calidad con cuentagotas en apenas dos ejemplares. Destacó la actuación de Jiménez Fortes, que una vez más puso en valor su concepto: firmeza de planta y valor sereno. Bien pudo cortar una oreja, ahí estuvo la petición en el límite de la mayoría, el premio se quedó en vuelta al ruedo.
En la corrida mansa y descastada que lidió Fuente Ymbro destacó sobremanera “Hortelano”, lidiado en cuarto lugar y que será unos de los toros importantes de la feria, hasta la fecha el de mejor juego. Fandi comenzó la faena de rodillas y dejó para el recuerdo un circular que puso a todos de acuerdo, pero a partir de ahí, comenzó el desencuentro.
El de granada hilvanó un trasteo liviano y sin apreturas donde tuvo mayor protagonismo la cantidad que la calidad. Cayó baja la espada, y aun así, hubo petición mayoritaria de oreja que la presidencia no atendió. Más allá de los gustos y valoraciones, el público es soberano y el reglamento le otorga potestad en la concesión del primer trofeo.
El tercero de la tarde tuvo calidad pero tan justas las fuerzas como su duración. José Garrido planteó una faena muy meritoria por ambos pitones aunque fue con la zocata cuando llegó al tendido con mayor rotundidad. Buena dimensión del extremeño que de no haber marrado con los aceros hubiera cortado una oreja.
Mal presentada y desrazada la corrida de Parladé que fue remendada con dos toros de El Montecillo, uno de ellos como sobrero, lidiado en quinto lugar y que fue un demonio en su comportamiento aunando mansedumbre y genio además de hacer cosas de burriciego, todo un regalito para Fandiño y su cuadrilla.
Dentro del conjunto, y en ese contexto, se salvó el lote de David Mora. Su primero empujó en la segunda entrada al jaco apuntando su fondo de bravo y tuvo en sus embestidas tanta calidad como falta de fuerza y duración. Molestó el aire a Mora que tras el inicio de faena se llevó el toro al tercio no siendo los terrenos más recomendables para el toro. Entre unas cosas y otras, todo quedó en nada.
El toro que cerró festejo tuvo movilidad mientras duró, que tampoco fue mucho. Ángel Otero se lució en banderillas de manera magistral y Mora muleteó al toro sin mayores sobresaltos, mató de estocada, y para sorpresa de todos el presidente le concedió una oreja sin petición mayoritaria. Madrid a la deriva.
Justa de presencia fue la corrida de El Puerto de San Lorenzo, tan noble como deslucida y falta de raza. Dos de ellos fueron devueltos, saliendo en su lugar “Juguetón” un buen toro de Buenavista, otro de Torrealta que también fue devuelto, y un tercer sobrero con el hierro del Conde de Mayalde que humilló y se movió con buen aire.
Con el de Clotilde Calvo – Buenavista- no llegó a entenderse como la ocasión merecía Sebastián Castella, mientras que con el de Mayalde vimos lo mejor de la feria hasta el momento de la mano de Alejandro Talavente. Un cambio de mano que queda para el recuerdo y naturales que deleitaron a los paladares más exquisitos sumaron para que el extremeño cortara una oreja sin discusión.
No tuvo opción ninguna con su lote Javier Jiménez, y por si fuera poco el que cerraba festejo le mandó a la enfermería con un importante tabaco, cornada en el muslo derecho con dos trayectorias de 20 y 15 centímetros respectivamente.
En la jornada dominical del día 14 tuvo lugar el primer festejo de rejones, corrida mal presentada de Benítez Cubero, justa de fuerza y descastada en la que destacaron los lidiados en la segunda parte del festejo por su movilidad. Conocido es que en estos festejos las astas de los toros están reglamentaria despuntadas, pero una cosa es despuntar y otra muy distinta mutilar, ya el año pasado comenzó este exceso que no hace ningún favor al espectáculo.
Un espectáculo donde hoy en día prevalece más la puesta en escena con ejercicios de doma y acrobacias con el caballo sin toro, cuando precisamente rejonear es torear a caballo. En este primer festejo del arte del rejoneo del ciclo isidril fue Sergio Galán el caballero en plaza que mejor labor hizo y que de no haber fallado con los aceros hubiera paseado algún trofeo.