El nuevo bar La Vasconia ha abierto sus puertas desde el 21 de agosto en Estella. Ha contado con la ayuda de la asociación Teder, de desarrollo rural en Tierra Estella, y ha conseguido crear ocho nuevos puestos de trabajo.
El bar está situado en la mejor esquina de la ciudad del Ega, entre el Paseo de la Inmaculada y la calle Baja Navarra 12 que da paso a la plaza de los Fueros. Muy cerca de otros establecimientos que hemos conocido en este apartado de comercio local.
Como es el caso, por ejemplo, de la centenaria Casa del Santo de ropa para hombre o de la librería Clarín que dirige Unai Morote en el mismo Paseo de la Inmaculada.
El nombre del bar La Vasconia se debe a que el mismo local fue ocupado durante muchos años por una entidad bancaria con el mismo nombre. No han querido cambiarlo por aquello que se decía hace años de "quedamos en la esquina de La Vasconia".
El estellés Ángel Isturiz y su esposa Karina han abierto el nuevo bar: "Estamos muy contentos. Ha tenido muy buena acogida. A la gente le gusta probar lo nuevo. Es una de las esquinas más conocidas de la ciudad y el bar ha quedado muy bonito", asegura Ángel.
El local ocupa una buena extensión con una barra larga y varias mesas para tomar un café: "Además hay unos ventanales amplios para ver la calle con un aire un poco clásico, como es el edificio, y es funcional. Se ve que a la gente le gusta como ha quedado".
Hay pocos comercios mejor situados en Estella: "Es un sitio de referencia en la ciudad. Antes estaban también los semáforos. Toda la merindad sabe donde está la esquina de La Vasconia", asegura Ángel.
La afluencia de clientes es importante: "Hay muchos momentos en los que hay que arrear bastante. No damos menús. Cogemos el horario matinal desde las 7 de la mañana hasta las diez de la noche y el fin de semana alargamos un un poco más por la demanda que existe".
Ofrecen una buena variedad matinal: "Unos buenos desayunos con pan, tostadas, tortilla recién hecha y bollería fresca del día que son muy valorados por los peregrinos que hacen el Camino de Santiago", indica Ángel.
Destacan también "los fritos gourmet que tiene gran éxito como los gambones, el tigre, tortillas espectaculares y unas raciones importantes. La gente se apunta a lo bueno con unos precios que son razonables", afirma Ángel.
El dueño señala que las costumbres de los clientes están cambiando: "Lo que está de moda es el tardeo. Un buen vermut que se alarga y a las diez de la noche se van para casa. La clientela nuestra es un poco más mayor y tranquila. Hay corros en la terraza y no hay algarabías ni follones".
Llama la atención que el bar siempre está lleno: "Hemos colocado unas mesas altas dentro y en la terraza que es más ágil. Esto ha generado ocho puestos de trabajo", aparte de los dueños Ángel y Karina.
