El bar restaurante Artwohl ha vuelto a abrir sus puertas tras cinco meses de obras de ampliación. El local, muy conocido entre los vecinos del segundo Ensanche, se encuentra en la calle Teobaldos número 2, esquina con la calle Amaya, donde antes se ubicaba una de las antiguas cafeterías Zucitola.
Detrás del proyecto están los ucranianos Vasyl Zhuravel, de 54 años, y Stella Dyakonyuk, de 49, quienes decidieron adquirir el local contiguo a finales de 2024 en Pamplona. Con la ampliación, querían mejorar el confort y el espacio de un establecimiento que se ha ganado el cariño del público pamplonés.
“Decidimos dar este paso porque queríamos recompensar la fidelidad de los clientes. Se merecen que su estancia sea perfecta, que se sientan lo más cómodos posible y que perciban este lugar como un hogar acogedor. Estamos ilusionados con este nuevo reto”, comenta Stella con satisfacción.
El nuevo Artwohl se ha transformado en un espacio más luminoso, cálido y acogedor. Los cambios se notan desde la entrada: las paredes se han pintado en tonos claros, los baños se han renovado por completo y se han añadido ventanas para dejar pasar más luz natural. Todo el conjunto transmite la filosofía que inspira el nombre del local. En alemán, “Art” significa “manera” y “wohl” se traduce como “estar bien”. Esa idea de bienestar y hospitalidad define el alma del restaurante.
“Estamos súper contentos y muy agradecidos a la gente que ha venido de nuevo con una gran afluencia. Todos nos desean suerte y están encantados con el local nuevo. Ha quedado muy cálido para que se sientan a gusto y bien acogidos”, cuenta Vasyl, rodeado del bullicio del comedor. La pareja reconoce que los primeros días tras la reapertura han superado sus expectativas: “Los clientes están impresionados. Dicen que les encanta. Hemos ganado en luz y amplitud. Ahora podemos atender entre 90 y 100 personas”, añade.
El negocio cuenta actualmente con once personas trabajando y una clientela fiel. “Estábamos deseando abrir, con muchas ganas y mucho ánimo. El 20 de enero vamos a cumplir 14 años aquí y más tiempo en Pamplona. Antes trabajábamos en hostelería para otros dueños. Estamos encantados de formar parte de esta sociedad pamplonesa”, explican con orgullo.
El restaurante abre todos los días excepto el martes, mientras que los domingos y lunes por la tarde permanece cerrado. Su menú del día cuesta 28,90 euros, y los fines de semana ofrecen un menú especial a 42 euros, con una carta de pinchos elaborados al momento y una propuesta de platos internacionales que combina sabores de distintas cocinas.
“Tenemos muchas reservas para Navidad, aunque trabajamos muy bien durante todo el año. Navidad y San Fermín siempre ayudan, pero nuestro trabajo es el día a día”, señala Stella.
La historia de Vasyl y Stella con Pamplona comenzó hace más de una década, cuando llegaron desde Ucrania buscando una nueva vida. “Vinimos sin conocer a nadie. Llegó Vasyl primero, a través de Cáritas, y empezó su vida laboral con Javier Azanza, cuya familia tiene el Hostal Bearán. Poco a poco fuimos construyendo nuestro camino. Yo vine un año más tarde. Me dijo que le encantaba Pamplona, que era una ciudad tranquila, segura y con una gente maravillosa”, recuerda Stella.
Hoy, su familia está plenamente asentada en Navarra. Tienen un hijo nacido en Ucrania, que llegó a la ciudad con seis años. “Cada año nos sentimos mejor aquí. Vamos poco a Ucrania, no solo por la guerra, sino porque nuestro trabajo apenas nos deja tiempo libre para viajar”, explica.
Vasyl tiene aquí a su hermano, y Stella comparte su día a día con su hermano Iura y su madre, que llegó hace tres años “por la guerra en Ucrania”. “Mi padre sigue allí, pero estamos muy unidos y volcados en el restaurante. Es un trabajo de cada día”, comenta.
Desde finales de junio, los propietarios han trasladado al local esa mezcla de esfuerzo, hospitalidad y detalle que los ha acompañado desde el principio. “Para nosotros, el trabajo es actitud antes que obligación. Será por eso que nos enfrentamos a esta aventura con ilusión y tenacidad. Este restaurante nace con un alto nivel de exigencia, pero persigue en realidad un objetivo sencillo: tu bienestar”, destacan en su página web, una frase que resume perfectamente el espíritu del nuevo Artwohl.