El encierro es el momento más esperado de cada mañana de San Fermín. Desde muy pronto por la mañana, policías, operarios de limpieza y carpinteros, entre otros, preparan con gran detalle los 800 metros del recorrido del encierro. También, uno de los protagonistas esenciales es la Banda del Maestro Bravo, quien ameniza una larga espera.
Desde las 6 de la mañana, tanto corredores como espectadores acuden a los diferentes tramos. En algunos, se puede ver el encierro desde el segundo vallado, en otros desde un balcón entre Santo Domingo y la curva de Telefónica. La manera más cómoda, es verlo desde la propia Plaza de Toros.
Esta suele ser la zona preferida de los pamploneses y pamplonesas, ya que durante la larga espera hay diferentes actuaciones como la de la Banda del Maestro Bravo. A las 7 de la mañana comienzan a tocar dentro del ruedo de la Plaza de Toros diferentes canciones conocidas y típicas de San Fermín.
Son 20 músicos los que entonan y ambientan los momentos previos, más cuando salen de la plaza y recorren un pequeño tramo. En el vallado se encuentra gente desde las 5 de la mañana y en muchos casos, esa espera se hace eterna. Hay quienes han salido de sus casas y otros directamente han alargado la fiesta por la noche.
En cualquier caso, la llegada de la Banda Maestro Bravo a la curva de Telefónica es una salvación para muchos. Las caras largas se convierten en caras de felicidad mientras aplauden al son de las canciones.
Dos trombones, dos bombardinos, una tuba, un bombo, una caja, un saxofón tenor, cuatro saxofones altos, cuatro clarinetes y cuatro trompetas son los instrumentos que integran esta banda. En la batuta se encuentra Florentino Gallego, un burladés que lleva más de 50 años en la banda, 20 de ellos como director.
Del 7 al 14 de julio tocan todas las mañanas sin descanso. Empiezan en la plaza, acuden al tramo de Telefónica y luego vuelven tocando al ruedo. Después, en el espectáculo de las vaquillas también amenizan los momentos.
Una vez acabado toda la programación de la Plaza de Toros no descansan, se van a almorzar y de 12 a 14 horas salen a la calle a tocar. "Conforme pasan los días se nota el cansancio, incluso en la gente, que pasa factura", detalla el director Florentino Gallego.
Para el directo son ya más de 50 años acudiendo a San Fermín y cada año es como uno nuevo. "Esperas durante todo el año, al final llega y ahora cuando acaba te da pena".
La música la lleva en la sangre y así lo ha transmitido también a sus hijos que se encuentran tocando la trompeta y la percusión. "Me hace mucha ilusión que estén aquí y, además, los tengo controlados", cuenta entre risas.
