• domingo, 28 de abril de 2024
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Blog / La cometa de Miel

El cuadro de Picasso de 130 millones de euros

Por Pablo Sabalza

"No hay nada más difícil que una línea". Pablo R. Picasso.

La semana pasada me topé con una noticia que me hizo reflexionar.

Un óleo titulado 'Le bassin aux nymphéas' ('El estanque de nenúfares') de Claude Monet fue vendida en la subasta de otoño que la casa Christie´s dedica al arte del siglo XX. La obra se vendió por 69,3 millones de euros.

Cinco de las obras que salían a la venta superaron los 40 millones de dólares, y fueron las de Francis Bacon (Figure in mouvement, 52,16 millones), Richard Diebenkorn (Recollections of a visit to Leningrad, 46,41 millones), Rothko (Untitled, 46,14 millones) y Picasso (Femme endormie, 42,96 millones).

Por encima de los veinte millones se vendieron obras de Paul Cézanne, René Magritte, Joan Mitchell y Arshile Gorky.

En cualquier caso, ninguna de las obras se acercó a la que se vendió en Sotheby´s (otra casa de subastas), un Picasso titulado 'Femme à la montre'(La mujer del reloj), que alcanzó los 139,4 millones de dólares, la pieza más cara vendida este año en subasta y el tercer cuadro más valioso vendido nunca del malagueño.

Evidentemente, me fui a ver ese cuadro. Y miren ustedes, me gustó. Y me gustó mucho.

No sé si hasta el punto de haberme gastado 130 millones de euros de haberlos tenido, pero me imaginaba el cuadro sobre mi sofá de casa bañándolo un rayo de sol canario de par de mañana y me produjo un cierto atractivo, como quien admira una singular armonía sin nombre.

Acto seguido investigué quién era la musa a la que había retratado Picasso y, dentro de una cierta similitud a tenor del estilo del pintor, si se parecía a ella. Oiga usted, y se parecía.

El caso es que tras abandonar a su primera esposa, Olga Khokhlova, mi tocayo había vivido desde 1931 junto a Marie-Thérèse, una mujer luminosa y sensual que además le había dado su primera hija llamada Maya. Picasso la retrató en colores vivos e intensos.

La obra pertenece a la época dorada del autor.

Y es en este punto es en el que arribó a mi mente aquella reflexión.

Picasso tuvo varias etapas.

Tras el suicidio de su amigo Carles Casagemas hubo un antes y un después en la vida del pintor. Los cuadros de este período transmiten una profunda tristeza, donde el azul empaña toda la visión. Los protagonistas de estas obras son repudiados por la sociedad: prostitutas, vagabundos y familias en extrema pobreza.

La época rosa comienza cuando Picasso se traslada al distrito parisino de Montmartre. Allí descubre un gran ambiente de artistas, actores y circo, que le servirá como fuente de inspiración para sus siguientes cuadros. En contraste con la etapa anterior, Picasso retrata un ambiente social marginado pero más alegre, vivo y de color rosa, con arlequines (su alter ego), payasos y saltimbanquis.

Después de un breve período negro (por la influencia del arte primitivo africano) o protocubista, en el que pinta las famosas Señoritas d’Avignon (1907), el artista toma de la obra de Paul Cézanne como inspiración para crear una de las principales vanguardias artísticas de la época: el cubismo. Así, pretenden plasmar en un mismo plano las diferentes perspectivas de los objetos que se presentan en el cuadro, especialmente instrumentos musicales, retratos y bodegones. Las figuras se descomponen y predomina la presencia de figuras geométricas, es decir, cubos, cilindros…

Antes de que la Gran Guerra terminara, destacaría por un estilo clásico, (neoclásico) con resonancias etruscas y del manierismo francés, algunas veces basado en motivos mitológicos y con personajes robustos y voluminosos. Vemos aquí a un Picasso sereno. Es en esta misma época cuando pintó los decorados de los ballets rusos de Sergei Diaghilev.

En 1925 Picasso entra en el círculo de los surrealistas, pero sin declararse surrealista como tal. De esa época es el cuadro de Mujer del reloj que, como ya les he apuntado, tengo mentalmente sobre mi sofá.

Con la experiencia de la Guerra Civil española y de la Segunda Guerra Mundial, su pincelada (expresionismo) se centra en las distorsiones y en representar escenas de angustia, desamparo, miedo y dolor. Y así , en 1937 pinta el Guernica, que representa el bombardeo nazi durante la Guerra Civil sobre el pueblo del mismo nombre

En 1946 Picasso hace una visita al municipio francés de Vallauris para una exposición cerámica y, al poco tiempo, decide instalarse en la ciudad. Esa etapa es una de las más desconocidas del artista: realizó platos, vasijas, esculturas de yeso, jarrones, azulejos y mosaicos, entre otras piezas. Los expertos discuten la existencia de entre 2.000 y 4.000 piezas.  

Ya en los últimos años, en la década de 1950, el pintor vuelve a recuperar algunos estilos más clásicos, con claras influencias de Velázquez, Goya, Delacroix o Manet. 

Como algunos de ustedes saben por anteriores escritos, queridos amigos de Navarra.com, hace apenas cuatro meses que me estrené como padre de familia.

Muchas personas me preguntan cómo me encuentro y a todos respondo de la misma manera: ¡Como Picasso, en una nueva etapa!

Porque la vida, al menos la mía, ha tenido distintas etapas. Unas mejores que otras. Azules y tristes; rosas y alegres; trágicas…

Y en la que me encuentro ahora, la etapa dorada. Esa en la que disfruto a mi hija mientras duerme tanto como quien admira un cuadro de 130 millones de dólares alzado encima del sofá de su casa.

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El cuadro de Picasso de 130 millones de euros