• viernes, 19 de abril de 2024
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Blog / La cometa de Miel

Navarra gusta y se degusta

Por Pablo Sabalza

Navarra es todo color y sabor.

No les voy a descubrir nada en este escrito que ustedes no sepan.

Navarra gusta y gusta mucho.

Les diré que desde hace ya algún tiempo Binter, aerolínea española con base en las Islas Canarias, ha hermanado a través de distintos vuelos Navarra con Canarias y Canarias con Navarra generando un descubrimiento, recíproco y aún más acentuado, de ambas tierras.

No hay semana que no me tope con alguien que haya visitado nuestra Comunidad Foral y no me ensalce nuestros pueblos y villas. Y más importante aún, nuestras gentes.

Y es cierto, pues cada vez que regreso a casa me doy cuenta de su maravilla inmortal.

Disculpen mi pertenencia, pero es que al fin y al cabo, la verdad resplandece.

Mi corazón escucha muy bien las palabras que emanan del querer.

Y es que a Navarra se le quiere.

Yo sé que soy romántico y que advierto mi tierra como un cuento y así se presenta…

Roncesvalles o el inicio del Camino de Santiago que aguarda la Edad Media y a su rey más fuerte y reconocido;

Y las montañas de infinitos colores que se dan cita en la serie de ‘Juego de tronos’ como son las Bardenas Reales, con sus puntos más emblemáticos como el Cabezo de Castildetierra o el Cabezo de las Cortinillas.

O el Palacio Real de Olite, mi lugar preferido y destacado si no existiese Sangüesa, mi ciudad, mi punto cardinal en el mundo, mi poema más preciado.

O Ujué, o la construcción perfecta, según apuntan, y denominado uno de los pueblos más bonitos de España;

Y el precioso valle del Baztán con su hermoso pueblo de Elizondo. Y donde muy cerca hallaremos las enigmáticas cuevas de Zugarramurdi de las que habla este año Elvira Roca en su libro, Las brujas y el inquisidor, y con el que ha obtenido el Premio Primavera de Narrativa.

Y la foz de Lumbier y de Arbayún; Ochagavía y la Selva de Irati; el castillo de Javier; Gallipienzo; mi amada Tudela y sus contornos; la esencia inmensa del valle del Roncal

(Nerea y Natxete); la sierra de Aralar donde un día ya te hablé de dólmenes y de pasados primitivos…

Navarra al fin y al cabo.

Mi tierra centenaria y verde. Con sus montes azules y el alma sutil de su brisa que agita los ramajes de este árbol que riego cada día.

Pero si mi tierra gusta, más aún se degusta.

Todo el mundo me lo dice.

¡Pablo, cómo se come en tu tierra!

Y es verdad de nuevo. Quién lo probó, lo sabe.

A mí me da igual un restaurante que irme de pintxos ( mi preferido, siempre, el de pimiento. ¡Ay, qué nostalgia la mía!)

Comer en Navarra es vivir dos veces… o, infinitamente.

Esta semana advertía en mi paradisiaca lejanía la semana de la croqueta.

¡Qué tristeza la mía!

Espero que la hayan disfrutado como corresponde.

Aprovechen y que les aproveche, Navarra.

Pues, Navarra gusta y se degusta a partes iguales.

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Navarra gusta y se degusta