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Opinión /

Politicamente incorrecto

Por Alfonso Ibáñez

Resulta ciertamente tremendo ser testigos de la “diarrea legislativa”, de esta manera tan ordinaria lo define la Secretaria de Estado de Igualdad, que invade a Sánchez y su gobierno.

Fernando Sánchez / Europa Press

Rebaja del delito de sedición, la Ley Trans, la del Si es Si, el Bienestar Animal… una barbaridad tras otra cuyo único fin es poner en circulación las banderas de la izquierda radical. Como  lo de la lucha de clases ya no tiene sentido, buscan el enfrentamiento social a través de la ingeniería social. Y ahí, el sexo, la sexualidad… se convierten en su principal obsesión y eje argumental.

Y bajo la falsa premisa de dar mayor libertad a los menores de edad se aprueban leyes que en realidad van en su perjuicio. Y es así porque diferenciando legalmente a los menores de edad, construimos una barrera que evita que adultos inmorales y despreciables puedan imponerse a los jóvenes en materias como el sexo. Con las leyes que el gobierno socialista está aprobando en estas fechas, lo que en realidad se está cometiendo se parece más a un acto de pederastia política que a un avance social. Hay mucha inmoralidad y mucho sectarismo en el hecho de  desproteger a los menores modificando las leyes que precisamente se redactaron para protegerlos.

Y aquí en Navarra, ¿se puede saber qué extraño interés tienen  la señora Chivite y el sr. Gimeno respecto a cuestiones sexuales de niños de 10 años? Padres, madres, por si todavía no se han enterado, ambos andan preguntando ¡a sus hijos e hijas de 10 años!, a los de ustedes, sobre si les atraen los de su mismo sexo o los diferentes, sobre qué les atrae o les deja de atraer en materia sexual. A mi me suena cuando menos perverso y asqueroso.  Ya les tumbaron Skolae, que proponía juegos eróticos a menores de seis años, pero ahí  siguen con su extraña obsesión…

Pero no acaba ahí la depravación de nuestro ejecutivo nacional, una vez que facilitan las relaciones sexuales con menores, abordan las posibles consecuencias de las mismas, es decir, animan al ejercicio del aborto dejando dicha terrible decisión en manos de la menor.  Facilitan el prevalimiento sobre la menor y posteriormente la inducen a matar a su propio hijo, “esa cosa” que se le ha quedado pegada en sus entrañas.

Afirma la ministra Ione Belarra defendiendo su ley de Bienestar Animal, que dicha ley es necesaria porque hay que proteger a las mascotas porque son seres “vivos y sintientes”. Es decir, como las mascotas están vivas y además sienten, hay que protegerlas. Y yo le pregunto a la señora Belarra cómo puede ser que por dichas razones protejamos a los periquitos, tortugas y gatos y a la vez fomentemos el aborto.

Porque el aborto se ejerce sobre un ser vivo, un ser humano con vida propia, dependiente de la madre  pero   independiente de ella. Así pues, el no nacido es al menos tan ser vivo como  los periquitos, las tortugas o los gatos.

¿Es sintiente un feto, un ser vivo no nacido? Partiendo de la base de que está científicamente probado y aprobado que a partir del segundo mes el feto ya dispone de sistema nervioso y es capaz de sentir dolor, veamos qué puede sentir en función del método abortivo que se utilice. Y aquí animo a aquellos que tengan el estómago delicado que dejen de leer. Conviene también que cesen en la lectura de este artículo todos aquellas personas pro aborto que no quieran convertirse en providas.

Método 1. Por succión. Se introduce un tubo aspirador con afilados bordes en el útero de la madre y se aspira al hijo vivo no nacido para posteriormente ser triturado y convertido en despojo. Este método es el más utilizado en las primeras 12 semanas.

Método 2. Cuando el feto es demasiado grande para ser aspirado, se corta y extrae el saco gestacional para posteriormente destruir al no nacido por el mismo método triturador que el anterior.

Método 3. Inyección Salina. A partir de las 16 semanas, aclaro a las ministras acusadas de indigencia intelectual que eso equivale a cuatro meses, se extrae el líquido amniótico y se sustituye por una solución salina que tiene el doble efecto de envenenar al no nacido provocándole fuertes convulsiones a la vez que lo quema vivo. Una vez muerto, la madre lo expulsa y hala, nosotras parimos, nosotras decidimos.

Y es que es curioso, en el caso del aborto en vez de poner el foco de los derechos en la víctima, en el ser que es asesinado, lo ponemos en los derechos de quien acepta el asesinato.

No es de extrañar que tras vivir en primera persona semejante barbaridad, sea habitual que las madres que han abortado sufran posteriormente graves consecuencias físicas y psicológicas. Nada más natural.

Así, tampoco resulta extraño que hace unos días el mundo del feminismo progresista tachara de facha y retrógrado a un colectivo que pedía que se mostraran de manera previa a las madres que solicitaban abortar, imágenes de abortos ya concluidos. Más que nada para que vieran que “esa cosa” que se te ha quedado pegada dentro, tiene cabeza, brazos y piernas. O lo que quede de ello…

En este final de legislatura, socialistas, podemitas, bilduetarras y demás van a estar encantados de conseguir salvar unos cuantos canarios, gatos e iguanas a la vez que destruyen perversos seres humanos no nacidos. Y todo ello con la maravillosa guinda de sacar a depredadores sexuales y etarras de la cárcel.

Necesitamos que la humanidad vuelva a creer en sí misma, en sus valores, en la vida y en la dignidad, y si para ello hay que dejar de votar a indigentes intelectuales a sectarios y otros seres deshumanizados y deshumanizantes, pues así sea.


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