• sábado, 05 de octubre de 2024
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Opinión /

Refundación socialista

Por Alfonso Ibáñez

Creo que el partido Socialista podría haber afrontado la jornada electoral con más garantías y sobre todo más dignidad con la dimisión inmediata y previa a la jornada electoral de Sánchez y Chivite junto a los equipos que les han acompañado en esta diabólica deriva.

Estupor, indignación, asombro, sorpresa… no quedan calificativos para expresar lo que los ciudadanos estamos viviendo las últimas horas.

Pucherazos en diferentes y numerosos puntos de España, y donde no hay pucherazos de votos comprados hay “pucherazo” de la fiscalía dejando pasar a una etarra inhabilitada para presentarse a las elecciones o hay un secuestro protagonizado por cargos socialistas. Y todo esto mientras escribo el presente artículo, que la alucinante realidad  va tan deprisa que durante el proceso de maquetación y publicación del mismo a buen seguro que se va a quedar desfasado, al menos en lo que a escándalos se refiere.

Pero a mí lo que más me asombra es que nos sorprenda que todo esto esté ocurriendo, cuando en realidad no es sino la consecuencia del cúmulo de despropósitos con los que el partido Socialista viene castigándonos a los ciudadanos en los últimos años para vergüenza de propios y extraños

Un partido Socialista que se presentaba a las elecciones con dos principales avalistas, los terroristas y los violadores. Y aquí comienza y termina una disfunción democrática cuyas consecuencias están todavía por mostrarse pero que quedarán plasmadas sin truco ni aderezo alguno la noche del domingo electoral.

El partido Socialista, que con Felipe González supo transitar de postulados comunistas a la socialdemocracia, no es ajeno a la deriva que están sufriendo el conjunto de partidos socialistas de las democracias del primer mundo, en el que están mucho más cerca de la extinción que de la posibilidad de formar parte de un gobierno aunque sea de coalición.

Pero en España dicha deriva se ve altamente degradada por el sanchismo, que no es otra cosa que el relativismo extremo aplicado a la política y a el ejercicio de la misma. Nada es bueno ni malo, todo depende del prisma con el que se mire, o dicho de otra manera, el todo vale con tal de conseguir la consecución de intereses personales y espurios.

Que un partido que debería ser uno de los pilares de nuestra sociedad base sus políticas en acuerdos y apoyos a terroristas, okupas, golpistas, violadores… no debería sorprendernos que termine su legislatura protagonizando pucherazos financiados por el narcotráfico o secuestros. Porque no puede ser una casualidad que, en casi 50 años que llevamos de democracia en España los casos de compra de votos hayan sido escasamente dos, y que en dos días salten los casos uno detrás de otro. No puede ser una casualidad, no es posible. Encaja mucho más que sea la consecuencia de un gobierno delirante que una extraña e improbable casualidad.

Es por todo ello que la solución del partido Socialista no está tanto en cambiar a unos cuantos desnortados e iluminados dirigentes, Sánchez, Marlaska, Cerdán, Chivite… sino que más bien urge repensar todo el partido. Desde su origen marxista a su futuro dentro de una filosofía política liberal, sus principios irrenunciables, qué líneas rojas no deben cruzar nunca, qué socios son posibles y cuáles no… porque en política no todo vale y cuando se hacen locuras como entregar la gobernabilidad de Navarra a quienes hasta hace unos pocos días iban asesinando a gente inocente por nuestras calles, los ciudadanos acaban gritando en las urnas y poniendo a cada uno en el lugar que le corresponde.

Creo sinceramente que el partido Socialista podría haber afrontado la jornada electoral con más garantías y sobre todo más dignidad con la dimisión inmediata y previa a la jornada electoral de Sánchez y Chivite junto a los equipos que les han acompañado en esta diabólica deriva.

Pero el batacazo electoral va a estar ahí y hará bien el partido Socialista, mejor tarde que nunca, en dar un fuerte golpe en la mesa, renegar de las perversas políticas que les han llevado a esta espiral de despropósitos antidemocráticos y tomar la decisión de refundar el Partido. Tienen que volver a redactar los fundamentos de un socialismo moderno y liberal a la vez de alejarse y renunciar a los postulados marxistas y dictatoriales de la extrema izquierda o inmorales y terroristas de Bildu.

Un partido Socialista moderno, capaz de crear unas nuevas bases ideológicas que le permitan transitar por la democracia sin ceder nunca ante ideologías totalitarias.

Y en esta nueva etapa, los Chivites, Sánchez, Marlaskas y Cerdanes no pueden tener cabida, porque han sido ellos los que han llevado al partido Socialista hasta el mismo borde del precipicio.

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