• viernes, 26 de abril de 2024
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Opinión /

Chivite y el voto útil para ETA

Por Alfonso Ibáñez

Los desahogos de los terroristas y los depredadores sexuales ya sabemos cómo son y que son absolutamente rechazables, por mucho que el PSOE pretenda blanquearlos y primarlos.

Últimamente me está ocurriendo algo que resulta francamente sorprendente y desagradable, que es observar cómo algunas personas a las que se les supone cierta dignidad, capacidad de ética y moralidad se empeñan en demostrar que están  absolutamente carentes de todas ellas y sin ningún rubor afirman una cosa en público para negar tal afirmación  al día siguiente ante el mismo público. Y eso sin mostrar ni el más mínimo asomo de vergüenza. Y así un día sí y otro también hasta convertir  la mentira y la manipulación en un comportamiento natural  aceptado sin rubor por las huestes de turno.

Así le pasa a la  presidenta Chivite, que dijo que no pactaría con etarras y pactó a la vez que negaba haber pactado. Ahora que ya ni con la cara más cementera que se pueda tener puede seguir negando lo evidente, ante la proliferación de etarras en las listas de Bildu, intenta convencernos de que pactar con el partido de los etarras es sano y conveniente para la democracia porque eran unos señores muy malos y muy asesinos, pero ya no. Como si pactar con asesinos y entregarles el gobierno de las localidades y Comunidad en las que cometieron los asesinatos no fuera una vergonzante y vomitiva manera de blanquear no ya a ETA, sino los asesinatos de personas inocentes.

Estamos ante unos comicios electorales en los que conviene recordar que los votantes “blandos”, aquellos que mudan su voto entre diferentes formaciones y/o la abstención, deciden su sufragio en base a dos imputs principales, el rechazo o las expectativas.

El voto de rechazo o de castigo, “voto a este candidato para que no salga y así castigar  a ese otro al que no soporto.”

El voto por expectativas, “voto a este partido porque va a hacer tal cosa que para mí es de alto interés.”

Entendiendo esta clave rechazo/expectativas, podemos entender mejor el concepto  de “voto útil”.  Así, tanto si lo que me mueve es castigar a un candidato o partido o si lo es intentar que gobierne la formación que más me interesa que gane, mi decisión de voto estará por encima de mi afinidad política inicial y acabaré ejerciendo lo que se conoce como “voto útil.”

De esta manera el votante “blando” socialista se puede encontrar ante escenarios de la agenda política actual que le van a condicionar en su voto:

El escenario de Bildu. Los votantes socialistas que quieran que gobiernen los asesinos de ETA verán mucho más interesante votar al original, es decir a Bildu, que votar al PSN para que al día siguiente Chivite entregue las alcaldías y/ o el Gobierno de Navarra a Bildu, como ya han asegurado que van a  hacer.

El escenario de la Ley del “sólo Sí es Sí”. Aquí el asunto se torna más complejo, ya que si los asesinos terroristas vascos tienen un partido propio, los delincuentes sexuales véase pederastas, violadores, maltratadores, abusadores… no tienen al menos de momento un partido PDS (Partido de Depredadores Sexuales) en el que apollarse ( no es un error ortográfico), por lo que todos ellos y otros depredadores todavía en activo pueden optar por votar al PSOE como voto de expectativa bajo el lógico razonamiento de que si  los socialistas rebajaron sus condenas a un millar de depredadores sexuales y ya han sacado a la calle a más de un centenar de monstruos, es muy probable que una vez cruzada esa línea roja ya no tengan reparos en volverla a cruzar tantas veces como haga falta. Y aquí vuelvo al razonamiento inicial de este artículo, se comienza cometiendo una pequeña trasgresión con cierto rubor y se termina poco después admitiendo la trasgresión como algo natural y  aceptado sin cuestionamiento alguno por los menos capaces. No hay más que ver las declaraciones de Remírez y Alzórriz al respecto.

Ya ha comenzado la campaña electoral lo que tiene una cosa de buena y es que  estamos más cerca de que acabe dicha campaña y podremos acudir, tras cuatro años de gobierno del partido de los etarras Bildu a la sombra de Chivite, a decirle a Sánchez, a la misma Chivite y al tándem de fenómenos Remírez-Alzórriz lo que opinamos sobre su sometimiento y apoyo a terroristas y depredadores sexuales.

He de reconocer que nunca he madrugado demasiado para ir a votar, pero esta vez voy a intentar ser el primero en hacerlo, que cuatro años son muchos años y ya toca desahogarse como lo hacemos los demócratas, en las urnas. Que los desahogos de los terroristas y los depredadores sexuales ya sabemos cómo son y que son absolutamente rechazables, por mucho que  el PSOE pretenda blanquearlos y primarlos.


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