Les construye media ciudad en 50 años de dedicación al oficio de arquitecto, con una diversidad de edificios, estilos, formas que asombra y, como premio, llega el alikate Asirón, que sigue rimando con no muy listo y con kopón, con ka, y quita su nombre del callejero de Irroña. ¡Víctor Eusa, arquitecto, 1894-1990, kanpora!
En la misma ekintza, el alikate Asirón también ha retirado la calle dedicada a un poeta enamorado de Pamplona, que a lo mejor ese es el delito, escribir glosas a esta ciudad, muerto en 1947: Ángel María Pascual. Kanpora también, ¡a tomar bientua!
El delito de ambos, dicen los que los han sacado a hostias del mapa de la ciudad, ser franquistas. Ah, vale, un poco como el alcalde de Franco, Urmeneta, que sin su aval, por ejemplo, no habría sido creada en 1970 la ikastola San Fermín, ikastola que, por lo que leo, tiene su origen en otra previa fundada en 1965. Joder, qué mal les trató el régimen a los aberchándales dejándoles educar a niños una década antes de que Franco la espichara. Cerremos ese centro de enseñanza surgido en el régimen franquista, con la aprobación del régimen franquista, ya. ¡Ikastola San Fermín, kanpora!
Un poco esto ya lo gritaron cuando Barcina les metió un gol por la escuadra a los aberchándales, concediendo la medalla de oro de la ciudad a Urmeneta. Hasta que alguien de los suyos les mandó callar, joder, que estamos haciendo el ridikuloa.
Cómo cambia el cuento dependiendo de la forma en la que te lo cuenten.
Yo, que pertenezco a la primera generación de antifranquistas de la democracia, aquella que luchó heroicamente cada día, jugándonos el bocadillo del recreo, cantando en el autobús del cole aquel grito subversivo de libertad: “Franco, Franco, que tiene el culo blanco porque su mujer lo lava con Ariel”… desde la autoridad moral que me da haber estado en la vanguardia de la pelea contra el franquismo en aquellos turbios primeros años de la transición, me descojono de todo esto.
¿Dónde estaba el alikate Asirón en aquel tiempo donde otros, como yo, luchadores contra Franco desde el parvulario, nos jugamos la vida y el almuerzo por la democracia? Estudiando la carrera en la franquista Zaragoza para acabar de profesor en la ikastola esa.
El franquismo es un poco como todo. No te gusta algo, pues Franco. Te gusta, pues aunque sea de Franco, lo dejamos pasar, silbamos mirando a la vía desde el pasaje Lapoya, ya podían recuperar ese precioso nombre de calle que hubo hasta hace poco en Pamplona, y gora Euskadi askatatua.
Los que medio vivimos en San Sebastián la mayor parte del año sabemos cuál habría sido la mejor solución a este sainete. Lo que tenía que haber hecho Eusa para que le dejaran la placa de la kalea en paz es dejarse fusilar por los rojos al principio de la guerra civil.
Esto le pasó a Jose Manuel Aizpurua, el arquitecto que levantó esa joyita que es el Club Náutico, amigo de Federico García Lorca, en euskera, Federiko Gartzia Lorka, por cierto, que lo fusilaron también en septiembre del 36, a este por franquista, y que nunca ha tenido ni calle ni reconocimiento en la ciudad a la que dio su mejor obra. Si no tienes calle, no te la pueden quitar. Y eso es todo.
