Está resultando curioso cómo acompaña el Gobierno de Navarra a Sunsundegui en su proceso de muerte. Cada comunicado que emite el Gobierno de Txibite parece el parte médico de un enfermo terminal al que aún no le han dicho claramente que vaya preparando los papeles, porque esto se acaba.
Mikel Irujo, consejero de no sé cuántas cosas eco-ecológicas digitales (de dedo, supongo), cuanto menos tiempo le queda al paciente y menos esperanzas hay de que sobreviva, más entusiasmado se muestra en sus alocuciones: “Vamos a seguir empujando con todo lo que esté en nuestra mano”.
Tranquilizador mensaje este, que sirve tanto para Sunsundegui como para quien está en la taza del baño, con los pantalones bajados, jugando en el móvil a la Palabra del Día mientras empuja con todo. No descarto que al consejero de Txibite se le ocurriera el mensaje en esa misma posición, la de la escultura de El Pensador de Rodin, evacuando pensamientos uno tras otro.
Conforme avance la agonía, no sería descabellado que alguno de estos del Gobierno de Nafacroa termine sus palabras huecas como decían que terminaban los partes médicos de Franco agonizante: “Sunsundegui ha cenado un puré”.
Hasta que vimos las fotos vendidas por el yernísimo a Interviú, con Franco inconsciente, intubado, conectado a todos los dispositivos técnicos y sanitarios disponibles en la época. Este no ha cenado puré; pues lo mismo pasa con Sunsundegui, que tampoco.
El consejero ha añadido que hasta 19 empresas se han interesado por Sunsundegui. ¡Diecinueve! Que es un poco como la anécdota que siempre cuentan los sanitarios del abuelo ingresado que ve entrar en la habitación al médico con 18 estudiantes y luego le dice a su familia: “Debo de ser importante porque me han auscultado más médicos que a Franco. ¡Diecinueve!”
Aunque solo una haya hecho una oferta, por una cantidad tan ridículamente baja que ni el Gobierno de Chivite pueda aceptarla para quitarse el marrón de encima.
Solo falta saber si Txibite hará coincidir la muerte de Sunsundegui, como dicen que hicieron con la de Franco y el fusilamiento de Primo de Rivera, el mismo día de la firma del acta de defunción de Davalor.
“¡Sunsundegui, presente! ¡Davalor, presente!” Podrían ponerles chapas a las dos empresas en el Monumento a los Caídos, y a las que irán llegando al pudridero, ahora que no saben qué hacer con el edificio.
En fin, vaya tropa que tenemos que soportar en este régimen sanchista de Txibite, entre otros, a un asesino aberchándal cobrando en el consejo de administración de Sunsundegui, condenado por asesinar a un alcalde del valle donde está situada la empresa carrocera.
Esto es un poco como la escena final de ‘El Padrino’, cuando Michael Corleone asegura que todo está bajo control mientras los negocios familiares se desmoronan; aquí, el Gobierno de Txibite promete soluciones mientras Sunsundegui recibe el beso de la muerte. Y eso es todo.
