• viernes, 26 de abril de 2024
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Opinión / A mí no me líe

La testosterona socialista de la presidenta Chivite

Por Javier Ancín

La testosterona ni es buena ni es mala... es, sin más, como la adrenalina o las endorfinas. Intentar colar la metáfora de eres tío por lo tanto eres violento, demasiada testosterona, es tan absurdo como intentar colar lo contrario.

Hace unos días, aprovechando que hoy 8 de marzo es el día de la mujer de izquierdas -las mujeres de la derecha no son mujeres para la izquierda- en unas declaraciones tópico, sin reflexionar, tirando de argumentario redactado seguramente por un tío desde la sede central del PSOE, Txibite nos informaba de que había demasiada testosterona en la política navarra.

La de la testosterona, si le das una pensada, es una metáfora completamente ofensiva con la mitad de la población. Es, dandole la vuelta, el eres una histérica, literalmente tienes el útero vacío (lo que le cantaba la Chula Potra a Barcina que tanto premio le trajo en forma de dinero, vía conciertos contratados, por parte de los grupos de izquierda gobernantes en Pamplona y Navarra).

O el estás inaguantable porque tienes la regla tan machista de antaño, como si nuestra voluntad estuviera sometida exclusivamente a la secreción que nuestro cuerpo hace de tal o cual hormona, como si no tuviéramos capacidad los humanos de decidir racionalmente nuestro comportamiento.

La testosterona ni es buena ni es mala... es, sin más, como la adrenalina o las endorfinas. Intentar colar la metáfora de eres tío por lo tanto eres violento, demasiada testosterona, es tan absurdo como intentar colar lo contrario, que el estrógeno traería la paz y la concordia a las calles. Sobre todo porque tanto el estrógeno como la testosterona se encuentran en los cuerpos de hombres y mujeres.

Pero bueno, como ofender a los tíos por ser tíos no penaliza, por eso lo suelta la presidenta de Navarra, aceptemos el juego. Vale, hay demasiada testosterona en la política navarra. ¿A quien se referirá? Investiguemos, me dije. Repasemos el arco parlamentario, los cincuenta diputados forales. Juguemos al Quién es quién testosterónico foral.

Dejando a un lado las mujeres, la mayoría, que son 30, plas-plas-plas-plas... nos quedan 20 hombres para pasarles la lupa. ¿Maiorga? Es un dandi, preso de un malditismo estético que me flipa, confieso, confundido y completamente desnortado, también, pero un dandi. Ese no es. Abajo. Plas.

¿Aráiz, que es el más violento de ese parlamento, autor intelectual de la doctrina que propició el asesinato de decenas de inocentes? Su gesto de cadencia amanerada no parece dominado por la testosterona precisamente. Abajo con él también. Plas.

Nos van quedando menos.

En ese estereotipo que nos lanza Txibite, después de haber bajado todas las fichas, al final sólo me encaja uno. Uno que unicamente con mirarle te empapas de testosterona, te pringas de testosterona, suda testosterona, es una fuente de testosterona infinita, chorrea testosterona... cada vez que le da la mano a Txibite le brota una mata de pelo de la palma, seguro. Estoy por pasarle la frente por la espalda peluda para que obre el milagro. Organicemos caravanas que vengan a visitarlo, que Turquía está más lejos y es más caro. Hagamos que por fin tenga el muchacho una utilidad para Navarra.

Cuando Txibite dice que a la política navarra le sobra testosterona, va, nos la jugamos, resolvemos panel, levanta la carta a ver si hemos ganado, lo está diciendo por el portavoz de su grupo parlamentario socialista, Coronalzorriz. Y eso es todo.


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La testosterona socialista de la presidenta Chivite