• viernes, 29 de marzo de 2024
  • Actualizado 00:00

Opinión / A mí no me líe

Entre Tomás Caballero y la ETA, Asiron elige la ETA

Por Javier Ancín

Era de esperar. La cabra tira al monte y el etarra a la nuca. Lo de siempre. No les hace falta ni disimular. ¿Para qué iban a disimular los aberchándales si les ha ido bien así? No se bajan de este axioma ni cuando ya no les hace falta seguir subido a él porque ya han ganado.

ETA mató y mató mucho -también mutiló, también mucho- para su beneficio político. Nunca hay que perder esta perspectiva. Una forma de sacar ventaja social, un hacer trampas extremas políticas, un doparse con sangre ajena eliminando físicamente a los que podían cuestionar su ideología nacionalista vasca, en primer lugar, y a ellos como partido, en segundo. El PNV lejos de desmarcarse de esta estrategia, como comparten ideología, es decir, fines, se puso de perfil. Sin ETA, como dijo una vez uno de los dirigentes peneuveros, Euskadi sería España en dos teleberris. Adiós negocio, vamos.

Los aberchándales son como ese Borat de la película que va pegando tiros a sus contrincantes en la carrera para llegar el primero a la meta. ETA mató para recoger nueces. Y gracias al PSOE, un PSOE inmoral que no se acuerda ni de sus propios asesinados -ha corrido el escalafón hasta que los nuevos dirigentes no han tenido problema ético en hacer de ETA un sujeto político valido-, las está recogiendo todas.

Por eso se cargaron a Buesa, para que corriera la lista y encontrarse con un socialista nuevo que quisiera dejarles llevarse todo el nogal. Por eso se cargaron a Ordóñez, para hacer que desapareciera el PP de Euskadi cuando estaba a punto de conseguir la alcaldía de San Sebastián. Por eso se cargaron a Tomas Caballero, porque en Pamplona necesitaban que se callara un sindicalista antifranquista de UPN como él, que les estaba haciendo mucho daño con su discurso en los barrios más populares, feudos sólidos del etarrismo.

Matar no era un fin en sí mismo, era aún peor, un medio para conseguir un objetivo político. La estructura lo tuvo claro siempre. Había que matar para desbrozar un camino, para quitarse competencia, para allanar la montaña hacia la hegemonía política y social. Por eso aún tienen el cuajo demencial de echar la culpa de las muertes a los asesinados: si se hubieran rendido no nos habríamos visto obligados a matarlos.

Cuando vieron que ya habían conseguido su objetivo político y social de ser la ideología única en Euskadi, cuando llegó un PSOE que les concedió hasta la libertad de sus asesinos, cuando consiguieron a bombazos y a tiros en la nuca que el PP desapareciera de la sociedad, dejaron de matar como estructura.

No fue por una cuestión humanitaria, fue por una cuestión logística. Para qué seguir planificando atentados, con el follón que es, si ya no hace falta. Ya tenemos el tablero político donde queríamos, ya hemos colado la baraja trucada y los ases caerán en nuestra mano, así es imposible que perdamos esta partida de póker hacia nuestros fines políticos.

Por eso Asiron no ha ido al homenaje a Tomas Caballero, asesinado por su ideología aberchándal, por la estructura de la que forma parte, porque es incapaz de renunciar y renegar de esa estrategia de terror que le ha llevado a ser alcalde y puede que, gracias al PSOE que le va a regalar el bastón de mando de Irroña dentro de tres semanas, por dos veces. Si el concejal navarro hubiera muerto en un accidente de tráfico no habría tenido problema en asistir.

Como todos los miembros y votantes del partido de la ETA, está orgulloso de su historia, de su estrategia. No tiene problema en fotografiarse con asesinos pero sí con las víctimas de esos asesinos. Mereció la pena hacer correr tanta sangre. Matar ha tenido premio para los aberchándales. Han ganado. Es lo que hay. Y eso es todo.


  • Los comentarios que falten el respeto y que no se ciñan al tema de la noticia, podrán ser eliminados.
  • Cada usuario será el único responsable de sus comentarios.
Entre Tomás Caballero y la ETA, Asiron elige la ETA