- miércoles, 04 de diciembre de 2024
- Actualizado 05:46
Pamplona no tolerará la llegada de turistas, pueden hacer otro chapa los del partido de la Eta para ponerla a la entrada de la ciudad. Más turistas, dice el alikate Asirón, para que no se le note la xenofobia, sea lo que sea eso de más. Irroña no tolerará la llegada de más turistas. O sea, que habrá un cupo que sea aceptable, digo, pero tampoco sabemos cuál es ni cómo se contabiliza porque en el fondo el turista es el chivo expiatorio que ha encontrado la izquierda y los aberchándales, valga la redundancia, para echarle la culpa de sus fracasos municipales.
Vienen aquí a pasar sus días de descanso, a dejarse sus dineros en paz comiendo pinchos y se van sin hacer ruido, pero son el mal, poco menos que el demonio con cuernos, rabo acabado en punta y tridente. Y billones, claro, que no se puede andar por la calle Dormitalería o por Descalzaos -en euskera Sinzapatua-, un miércoles de noviembre de la cantidad de turismo que hay por Irroña.
"Asirón y sus socios declaran el casco viejo de Pamplona zona saturada de turismo", dice la noticia, cuando Pamplona está más muerta que Berichitos. Si conoces algo esta gloriosa ciudad, habrás visto una clara involución, que salvo el eje Estafeta, San Nicolas y plaza del Castillo, lo demás está desguazado. Si ya tienes una edad, te acordarás, por decirte algo, de la calle San Lorenzo o la propia Jarauta, que hace 40 años tenían bares, restaurantes, jaleo, vida... y hoy son una escombrera silenciosa que nadie va a visitarlas ni por equivocación.
Ojalá más y más pisos turísticos, más y más vida porque en la parte vieja ya no quieren vivir mi los fanáticos ideologizados seguidores del alikate. Dicho de otro modo, los pisos turísticos evitan que se caigan a pedazos muchas calles, y más y más pisos turísticos evitan que se caigan más a pedazos más calles.
Lo de la asociación pisos turísticos problemas de vivienda es más loco que lo de echarle la culpa de todo a las lombrices, como hacía mi abuela cuando era pequeño. Que me dolía la tripa, culpa de las lombrices; que iba con el brazo roto en tres trozos porque me había caído de la bici, las malditas lombrices; que no encuentras un precio razonable para un piso ni en el pasaje de Lapoya, las lombrices, o los pisos turísticos, porque como todo el mundo sabe, San Jorge está llena de pisos turísticos que distorsionan el mercado inmobiliario.
Si hay algo que no hay en Pamplona son turistas. Basta darse una vuelta cualquier lunes por la mañana para comprobarlo. A veces te encuentras un grupo perdido de jubilados con un guía que les lleva por el recorrido del encierro. Y poco más. En Pamplona no hay turistas ni en Sanfermines, que hace muchos años ya que no se llenan las plazas hoteleras, que tampoco es que sean cientos de miles. Ojalá hubiera más turistas.
Si alguien piensa que la vivienda en Bustinchuri o Lezcairu o Ripagaina, es demencialmente cara porque hay en lo viejo diez o ciento ochenta y seis pisos turísticos de un total de seis mil seiscientas viviendas, según el ayuntamiento, pisos pequeños y oscuros, incómodos, donde nadie quiere vivir, mucho menos cuando tienes niños, es porque es bastante gilipollas o aberchándal, que para el caso es lo mismo. Y eso es todo.