• jueves, 28 de marzo de 2024
  • Actualizado 13:32

Opinión / Victoria Lafora comenzó su carrera profesional en Diario 16 y participo como jefa de nacional en la salida de Telemadrid,

Venezuela en la pelea electoral

Por Victoria Lafora

Resulta que los problemas de desabastecimiento, recorte de libertades, presos  políticos y demás lacras de un gobierno populista en Venezuela son un problema de Estado para el PP a menos de un mes de la cita electoral, aquí, en España.

Lo tuvo muy complicado el viernes la vicepresidenta Sáenz de Santamaría para explicar que la reunión "ordinaria" del Consejo de Seguridad Nacional, convocada  para hacer un balance de los planes y objetivos relativos a nuestro país, acabara tratando de la situación en el país caribeño.

Solo un taque de celos ante el rédito obtenido por Albert Rivera  en su viaje a Caracas, que ha llenado primeras páginas e informativos de televisión, explica esta extraña convocatoria. Y hace entendible el mensaje subliminal de que el Gobierno "no ha descubierto ahora Venezuela". Resulta curioso que el PP dé por hecho el apoyo de Ciudadanos a una posible investidura de Mariano Rajoy y, sin embargo, haya planificado una estrategia electoral de ninguneo absoluto de la formación naranja.

Las encuestas muestran estos días que los dos partidos que intentaron, sin éxito pero lo intentaron, pactar la formación de un gobierno alternativo como exigían los electores con su voto plural, van a ser los más penalizados en las urnas porque la polarización de Podemos y el PP les va a resultar útil a ambos.

Los populares no han dejado a Rivera ni siquiera rentabilizar un viaje que se preveía dificultoso por el riesgo de ser expulsado nada más aterrizar, porque le ha permitido criticar el apoyo de Podemos a Maduro, y ese es un argumento privativo del argumentario de Moragas y el equipo de campaña de Rajoy.

Y, como matan pulgas a cañonazos, no se les ha ocurrido algo mejor que convocar con pompa y boato, impropia de un ejecutivo en funciones, al Consejo de Seguridad Nacional. No porque vayan a enviar tropas a Venezuela, ni a montar un operativo de repatriación de los más de doscientos mil españoles que viven allí, ni  una operación de ayuda humanitaria a gran escala para solventar los problemas de falta de productos básicos. No. Solo para hacer campaña electoral, aunque lo nieguen.

Entre unos y otros, porque las declaraciones del dirigente de Podemos, Iñigo Errejón, tampoco tiene desperdicio, están dando alas a un Nicolás Maduro que, llevado de la paranoia, ya se ofrece como presidente a los españoles. Errejón y los suyos, que cada vez tiene más dificultades para soportar la carga de sostener lo insostenible, se han atrevido a comparar al dirigente opositor Leopoldo López con el golpista Tejero. Se nota que ellos no habían nacido y que han visto el intento de golpe de Estado del 23 F en las imágenes de televisión.

Este país y sus ciudadanos tienen suficientes problemas como para que las dos fuerzas que se atribuyen el éxito electoral, y que ya cuentan con gobernar, se dediquen a pelearse por temas de política exterior para evadirse de la responsabilidad de contar a sus votantes qué planes tienen para sacar a España de la crisis y la desigualdad.


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